Según el neurocientífico V. S. Ramachandran las rubias gustan más por la piel pálida que suele acompañarlas: "ahí es más fácil observar la salud, edad e interés sexual".
Para el antropólogo Desmond Morris parte del atractivo de las rubias reside en la delicadeza de su pelo, que lo hace más suave al tacto y, por lo tanto, más sensual en los momentos de contacto íntimo. Entre los dedos que acarician, o contra la mejilla masculina, la suavidad del cabello recuerda la suavidad de la redondeada carne femenina. Así que, según esta teoría, las rubias son más femeninas que las pelirrojas o las morenas. Por otro lado, ser rubia da una imagen más infantil, lo cual aumenta el atractivo sexual al trasmitir señales de "cuida de mí".
Esta idea de mujer desvalida que necesita desesperadamente un hombre que la proteja, aunque primitiva, tiene su fundamento. De hecho, cuando se pide a la gente que puntúe diferentes características de la personalidad a partir de una fotografía, tiende a juzgar a las rubias más dulces, débiles y sumisas. ¿Es un estereotipo?
En diversas investigaciones, el psicólogo Jerome Kagan descubrió que los niños con el pigmento de palidez, en los de ojos azules, eran más tímidos que los de ojos oscuros: temían más las nuevas situaciones, dudaban si acercarse a alguien, estaban callados y tendían a estar más cerca de sus madres.
Más pruebas: los científicos de dos universidades británicas -St. Andrews (Escocia) y Universidad de Lancashire Central (Inglaterra)- llegaron a la conclusión de que los hombres prehistóricos preferían a las mujeres rubias. Tras el fin de las glaciaciones, hizo su aparición el color azul de los ojos y el pelo rubio. Fue una reacción a la escasez de alimentos, pero también a la escasez de hombres.
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Las duras condiciones de esa época en el norte de Europa (a finales de la Edad de Hielo) originaron la falta de alimentos y los hombres empezaron a cazar grandes animales, cada vez más peligrosos, lo que provocó un gran número de muertes. Esto causó un crecimiento desproporcionado de la cantidad de mujeres, lo que generó una fuerte presión en la selección sexual, y un posible resultado de ello fue la aparición de colores poco habituales en los cabellos, que llevaron a la ‘raza mejorada’ a triunfar en la lucha por asegurar la procreación. Por ello, el pelo rubio comenzó entonces como una rara mutación entre las mujeres cavernícolas, haciéndolas más deseables y más aptas para competir por los reducidos hombres.
Anita Loos, que escribió en 1925 ‘Los hombres las prefieren rubias’, se dio cuenta de esta preferencia durante un viaje en tren, donde coincidió con una rubia que no dejaba de ser atendida por los hombres. Si se le caía la novela que estaba leyendo, había bofetadas por recogérsela; mientras que ella bajaba y subía la maleta sin que ningún hombre pareciese reparar en sus esfuerzos.
Será por eso que según los datos del último Estudio L’Oréal de Coloración Capilar aunque el color más común del cabello de las españolas es el castaño, a la hora de elegir coloración, el rubio es el más demandado. Mira estos cambios de look de Jessica Alba, considera una sex-symbol, ¿a qué parece otra según su color de pelo?
Si hasta parece que los tintes luchan contra la genética española, ya que 2 de cada 3 españolas que tienen el pelo rubio, son teñidas. Y ojo al dato, los hombres ven a las mujeres morenas y castañas como clásicas, románticas y profesionales; a las pelirrojas atrevidas, alegres y desinhibidas; y a las rubias como sexys, sofisticadas y glamorosas.
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