La Fiscalía y la policía lo capturaron ayer. El hombre niega la acusación, pero sus víctimas lo reconocieron sin lugar a duda.
CAPTURA. El sindicado, ayer, el retrato hablado que cursa en expedientes y una fotografía del registro carcelario. La Prensa
Días sin descanso y noches sin dormir. Efectivos de la fuerza anticrimen atraparon al presunto violador de más de 100 niñas y adolescentes en la ciudad de La Paz. Alfredo Román T. C., que se inició en el mundo del hampa como ladrón, ultrajó a jovencitas durante más de 24 años.
En una oportunidad estuvo detenido en la cárcel de San Pedro, pero una juez lo liberó y continuó con los abusos sexuales.
Una cicatriz lo delató. Ayer por la mañana, un operativo conjunto de la Fiscalía y la Policía permitió la aprehensión del hombre, de 45 años, en la zona de Miraflores.
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De acuerdo con las declaraciones de las víctimas, el violador siempre llevaba un gorro de lana para evitar ser identificado.
Es alto, de tez morena, ligeramente robusto y presenta una cicatriz vertical en la nariz.
Varias menores lo señalaron por la cicatriz durante un desfile identificativo, ayer.
Se cree que el imputado es un vendedor ambulante de juguetes, actividad que aprovechaba para elegir a su víctima.
Se le acercaba con el pretexto de preguntar la hora o le pedía que tocara una puerta aduciendo: “Ahí vive mi enamorada”.
Cuando percibía que la jovencita se asustaba, la intimidaba con una navaja y la conducía a un lugar vacío para violarla.
Según el relato de las víctimas, les exigía que se desvistieran y que respondieran con un “sí“ a todas sus fantasías sexuales.
La Fiscalía y la Policía indicaron que las más de 100 denuncias contra el violador coinciden en los lugares, los horarios y las frases con las que se acercaba a las menores, cuyas edades oscilan entre los 13 y los 17 años.
Las víctimas fueron interceptadas en las zonas de Villa Armonía, San Isidro, en cercanías de la Autopista La Paz-El Alto y en la avenida Naciones Unidas.
Solía encontrarlas muy temprano, antes del ingreso al colegio o al final de la tarde, cuando iban de regreso a su casa.
Una juez lo liberó. Se inició como lancero (ladrón de carteras) y después se dedicó a satisfacer sus instintos.
Cuando las denuncias de abuso sexual en su contra llegaron casi al centenar, fue encarcelado en San Pedro, en junio de 1998.
Y según expedientes judiciales obtuvo libertad condicional ordenada por la juez Cuarto de Instrucción en lo penal, Elsa Molina, en abril de 2001.
Durante esos dos años cesaron los reportes de violaciones con el modus operandi del abusador.
Obtuvo el beneficio de la libertad poco antes de que se ejecutara su traslado al penal de máxima seguridad de Chonchocoro.
Los indicios que lo incriminaban eran objetos encontrados en un allanamiento a su casa, como carteras pequeñas, aretes y otras pertenencias de las adolescentes, los que fueron identificados, pero sobre todo su gorro de lana, que también fue reconocido.
De 2004 hasta mayo pasado, se acumularon cuatro procesos en contra del violador en serie y por determinación judicial casi fueron archivados porque el autor de los vejámenes no aparecía.
Pero, ayer, la identificación de las jovencitas denunciantes y el retrato hablado elaborado en su momento permitieron asegurar que se trata del mismo hombre, principalmente por la cicatriz que tiene en la nariz.
Dos testimonios sorprendentes. Uno de los vejámenes fue perpetrado contra dos amigas que salieron a trotar por la autopista, donde las interceptó, esa vez también llevaba puesto el gorro de lana.
Amenazadas con un cuchillo, las introdujo en el bosquecillo y allí las abusó, antes de irse, les robó todas sus pertenencias.
En otro caso, la familia de una muchacha de 18 años que dice ser otra víctima del delincuente, contó que cuando ella tenía uno o dos años de edad, la hija de una vecina fue violada en el mismo callejón, y de la misma forma. Lo sorprendente es que la historia se repitiera después de más de 15 años.
El aprehendido negó las sindicaciones de la Fiscalía y la Policía; aseguró que tiene nueve hijos y que es representante del comité de padres de familia del colegio de uno de ellos, por lo que no podría ser un violador en serie.
Según el procedimiento, hoy será presentado en dependencias de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen de La Paz.
24 años es el tiempo que se cree que este hombre perpetró delitos contra más de 100 jóvenes.
PERFIL
Alfredo Ramón T. C. tiene 45 años, es vendedor ambulante y dice ser padre de nueve hijos.
INICIOS
Casi a sus 20 años empezó a delinquir con robos de carteras a mujeres y luego se dedicó a violar jovencitas. MODUS OPERANDI
Sus víctimas fueron adolescentes de 13 a 17 años, al menos en cuatro zonas de La Paz.
UNA JUEZ LO LIBERÓ
Después de dos años de estar en la cárcel de San Pedro recuperó su libertad en 2001.
La Prensa