El presidente profeta


EVO PROFETA El presidente Evo Morales había tenido dones adivinatorios. Esto se desprende de las predicciones que suele hacer de los resultados futuros en los distintos procesos electorales realizados en su gobierno, donde las cifras finales suelen coincidir -sospechosamente- con las adelantadas por el mandatario.

No siempre fue así, claro. En las elecciones para la Asamblea Constituyente en el 2006, Morales había predicho una victoria oficialista con el 80% de los votos, pero al final el Movimiento Al Socialismo tuvo que conformarse con poco más del 50%.

Así que poco después se llevó a cabo la carnetización con asesoría venezolana, de manera que en los siguientes comicios, correspondientes al referéndum revocatorio del 2008, los resultados se ciñeron a las expectativas presidenciales.



Lo mismo sucedió en el referéndum constitucional de enero de 2009 y en las elecciones generales de diciembre del mismo año.

¿Simple casualidad? ¿O estamos más bien ante la demostración de una curiosa causalidad?

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Ahora, el presidente cocalero profetiza que en las elecciones judiciales de octubre el oficialismo “ganará con el 70%” y hasta “el 100% en las comunidades campesinas”.

Las declaraciones del gobernante son una confesión de partes en más de un sentido. Por un lado, se descarta aquello de que no estamos ante unas elecciones políticas, ya que sí habría bandos partidarios en pugna que buscan la victoria sobre sus contrincantes. Primer mentís al discurso gubernamental sobre la naturaleza supuestamente impoluta de estos comicios.

Pero más importante aún: Evo parece dejar entrever su confianza en ciertos mecanismos que le asegurarían el resultado deseado. Por supuesto, contar con un Tribunal Supremo Electoral de clara orientación pro-oficialista sería parte de ese diseño.

Además, lo de conseguir un 100% en comunidades rurales nos remite a uno de los fenómenos más sospechosos en anteriores elecciones del período Evo, donde la unanimidad en ciertas zonas sólo puede haber sido lograda mediante la presión del voto consigna, mal llamado “comunitario”, asentado en la lógica del chicotazo.

Las restricciones a la libertad de información, las amenazas a los promotores del voto nulo, la prohibición de veedores independientes y la posible eliminación del voto secreto serían parte de la estrategia destinada a asegurar el 70%.

¿Será que tendremos un presidente profeta como parte de la nueva religión de Estado pachamamista?

¿O será un narco-amauta?

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