La Fundación UNIR Bolivia, consciente de la labor que le toca desempeñar en atención a su misión institucional que es la de contribuir a la construcción de un país unido, intercultural y equitativo, guiado por valores que posibiliten una convivencia pacífica entre las y los bolivianos, ha realizado un análisis del conflicto en torno al TIPNIS, tomando en cuenta los aspectos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales, así como los intereses de los diferentes actores involucrados, con el propósito de plantear escenarios posibles y condiciones que viabilicen un diálogo constructivo, que permita trascender el conflicto y evitar su escalamiento que podría devenir en hechos de violencia.
En esta reflexión, la Fundación UNIR Bolivia plantea tres escenarios posibles en los que el conflicto podría desembocar y se adscribe al tercero, siendo consecuente con sus principios y líneas de acción.
Estado de situación
Definidas las posiciones de los indígenas y del gobierno, el conflicto ha ingresado a una etapa de puesta en práctica de medidas de presión de ambas partes: la marcha indígena hacia la ciudad de La Paz y los condicionamientos gubernamentales para el diálogo, lo cual puede desembocar en una escalada con probabilidades de llegar al enfrentamiento violento.
Entre las causas estructurales del conflicto se encuentra la débil presencia del Estado, la misma que se evidencia en una realidad de “olvido, postración, colapso y debilidad crónica del sistema de áreas protegidas y la gestión ambiental[2]” e imposición de un enfoque de desarrollo que no toma en cuenta el manejo integral del territorio por parte de los indígenas y sus características culturales, el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y la conservación de la biodiversidad.
El conflicto del TIPNIS presenta alta complejidad por la cantidad de cuestiones involucradas y los diversos intereses que lo cruzan: la resolución del antiguo diferendo limítrofe entre los departamentos de Cochabamba y del Beni en la zona del TIPNIS; la búsqueda de expansión de la frontera agrícola al interior del área para el cultivo de coca y otros productos por los colonizadores del Chapare; la extracción de recursos madereros, especialmente mara, cedro y otras especies preciosas por empresas madereras y por otros actores, muchos de ellos ilegales; la aspiración de los pueblos de la región de contar con una carretera de conexión con el occidente del país; la protección del territorio, el aprovechamiento de sus recursos y la conservación de su modo de vida por los indígenas del TIPNIS y la CIDOB; la conservación del TIPNIS apoyada por las ONG ambientalistas, las que trabajan con pueblos indígenas y en temas de desarrollo; la exploración y explotación hidrocarburífera por el Estado y empresas trasnacionales; las políticas de integración del gobierno central, sus compromisos sociopolíticos con sectores sociales y el compromiso suscrito con el Brasil.
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En este caso, como en toda situación conflictiva, se suele maximizar las diferencias entre los actores confrontados, las que se acentúan con los ruidos comunicacionales propios de situaciones de controversia. Por ello, la visión transformadora de los conflictos se cimenta en el reconocimiento de la existencia de aspectos o factores que conectan a los actores, es decir de aquellos elementos que los unen a partir de sus relaciones de interdependencia. Desde esta óptica, es posible dejar de ver el conflicto solamente como una amenaza y redireccionarlo como una oportunidad para lograr condiciones que los benefician a ambos, a los pueblos indígenas y al gobierno.
Tres escenarios posibles en torno al conflicto a mediano plazo
En el análisis de la conflictividad el planteamiento de posibles escenarios busca prevenir situaciones de crisis con altos niveles de violencia. En ese sentido, el análisis de posibles escenarios en torno al conflicto del TIPNIS toma en cuenta las variables ambientales, socioculturales, económicas, políticas y jurídicas, así como la evolución del conflicto que dependerá de las estrategias y tácticas de las partes como posibilidades reales de poder y fuerza.
· En el Escenario 1 uno de los actores, el gobierno, imponga la construcción de la carretera que cruce el TIPNIS. Entre sus consecuencias se encuentran: la vulneración de los derechos de los pueblos indígenas del TIPNIS, que son desplazados a los márgenes del área y a las ciudades, empeorando su calidad de vida y abriendo paso a su desintegración social y avasallamiento cultural. Alto impacto sobre la biodiversidad y los valores naturales del parque; incremento de los avances de colonizadores más allá de la “línea roja” y de la explotación maderera e hidrocarburífera con bajo control de impactos ambientales y socioculturales; incremento de la conflictividad social en torno al manejo de las áreas protegidas y territorios indígenas. Mejora la integración caminera oriente – occidente y la infraestructura de servicios en torno a ésta, bajo un enfoque desarrollista y no de desarrollo humano sostenible. Los intereses de empresas transnacionales y objetivos geopolíticos de otros países se ven favorecidos. La débil presencia del Estado es insuficiente para controlar las tendencias crecientes de contrabando y narcotráfico. La imagen del Gobierno se desgasta por su política contradictoria.
· En el Escenario 2 los indígenas rechazan la construcción del tramo II de la carretera que pasa por el TIPNIS y ésta no se realiza. Entre las probables consecuencias se encuentran: la movilización de los pueblos indígenas del TIPNIS adquieren amplia repercusión y apoyo de sectores de la ciudadanía boliviana y de la comunidad internacional; la biodiversidad y los valores naturales del TIPNIS tienen mayores posibilidades de conservación a largo plazo; pese a los acuerdos firmados para la paralización de la carretera se mantienen las incursiones de colonizadores, los cultivos de coca, la extracción maderera y la cacería furtiva. La gestión de áreas protegidas no mejora su calidad ni la legislación al respecto sufre modificaciones. Se deteriora la relación entre comunidades indígenas y poblaciones de la región que podrían haberse beneficiado con la carretera. Se fractura la relación del movimiento indígena de tierras bajas con el Gobierno central y las organizaciones indígenas y campesinas de tierras altas. Las exploraciones petroleras en el TIPNIS se mantienen con ciertas tensiones y restricciones.
· En el Escenario 3 La Fundación UNIR Bolivia plantea un tercer escenario que permita explorar nuevas opciones y alternativas para una negociación que beneficie a los actores directamente involucrados a través de un diálogo amplio y constructivo, en el que las partes se desarmen de sus posiciones inflexibles, consideren las necesidades básicas de la otra parte y encuentren un punto de consenso que satisfaga a los actores. En este contexto, planteamos las siguientes acciones:
1. Las partes conforman una comisión integrada por sus representantes de alto nivel que acuerden la metodología y el espacio de la negociación y deliberación.
2. La comisión elabora una agenda mínima centrada en los temas que dieron origen al conflicto y a la movilización y no en otros puntos que pueden convertirse en trabas para lograr acuerdos sustantivos.
3. El diálogo se inicia de forma inmediata sin condicionamientos de ninguna de la partes:
· Por una parte, el Gobierno flexibiliza su posición para diseñar una ruta alternativa de la carretera que no atraviese el TIPNIS y, por la otra, los indígenas aceptan la propuesta del nuevo diseño que articule oriente con occidente.
· Se abre un espacio entre los actores directamente involucrados dirigido a un profundo debate técnico, jurídico, social, cultural, económico y ambiental sobre la importancia y viabilidad de la carretera en el marco del interés nacional de integración, conservación ambiental, respeto a los pueblos indígenas y fortalecimiento de la presencia estatal.
· Las partes tratan de encontrar los conectores centrados en las necesidades de desarrollo respetando las cosmovisiones indígenas; la conservación del medio ambiente; el respeto por los derechos humanos de todos los involucrados; y la integración vial del país.
· Se suscriben compromisos públicos con el sector cocalero y colonizador para que se respete la línea roja y no se ingrese al TIPNIS.
· Se negocia con las organizaciones internacionales y financiadores del proyecto de la carretera los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y los pueblos indígenas del TIPNIS.
· Se asegura que la construcción de la carretera en el nuevo diseño acordado esté a cargo de una empresa que reúna las condiciones técnicas, operativas y de transparencia avaladas por su accionar en otros países.
4. Se firma un convenio entre el Gobierno y los representantes de los pueblos indígenas tomando como base normativa la CPE, normas ambientales y de defensa de los derechos de los pueblos indígenas, que aseguren y garanticen su cumplimiento.
Consecuencias
· Se cambia el diseño de la carretera y se efectúa una revisión de los costos de la misma con participación de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB).
· Se transforma el conflicto, logrando acuerdos que consideran los factores estructurales: gestión sostenible de áreas protegidas y territorios indígenas del país y propuesta de desarrollo humano y sostenible.
· Se conserva la biodiversidad y los valores naturales del TIPNIS, así como la cultura de los pueblos indígenas que lo habitan.
· Se conserva el TIPNIS como un área importante para la captura de carbono, aportando a minimizar el efecto invernadero en el mundo.
· Se fortalece la organización indígena del TIPNIS y las organizaciones indígenas de tierras bajas.
· Se diseña un modelo de gestión del desarrollo acorde con la cosmovisión y los derechos indígenas y las necesidades de conservación del medio ambiente.
· Se controla el ingreso de colonizadores al interior del TIPNIS a través de un fortalecimiento de la gestión compartida del área entre el Estado y la organización indígena.
· Se logra un mejor relacionamiento entre campesinos-colonizadores y la población indígena del TIPNIS, y las controversias se canalizan a través de métodos alternativos de gestión de conflictos.
· Se fortalece la legislación y los procesos de gestión de áreas protegidas y territorios indígenas, incrementando los recursos económicos estatales asignados para estos efectos.
· Se orientan las actividades hidrocarburíferas en el TIPNIS de acuerdo a las normas ambientales y a los mecanismos de consulta y control social establecidos.
· Se fortalece la integración caminera del país y se abre paso a un corredor bi-oceánico que desarrolla una red de servicios en poblaciones aledañas a la carretera e influye de manera positiva en las economías locales.
· El Gobierno se muestra coherente ante la comunidad internacional y aprovecha la situación para construir un discurso de un modelo de desarrollo sostenible incluyente y compatible con los intereses y derechos de los pueblos indígenas, lo que fortalece su legitimidad en la población boliviana.