El TIPNIS y el empoderamiento indígena de tierras bajas


Pablo Javier Deheza

pablo-javier-deheza En lo que se ve en el campo político nacional, los indígenas de tierras bajas son los únicos que por ahora están en condiciones reales de interpelar al poder del MAS y a Evo Morales en su liderazgo. Con una posición lúcida y con actores políticos capaces, los indígenas de tierras bajas –particularmente los de Santa Cruz- están liderando un movimiento social que rompe el espinazo discursivo del partido de gobierno y que deja en contradicción al presidente del Estado plurinacional.

Pero no se trata de un hecho aislado, lo que actualmente acontece con el TIPNIS tiene un antecedente claro: lo sucedido en la Asamblea Legislativa Departamental (ALD) de Santa Cruz. Entre ese hecho y la verborragia lanzada desde el gobierno nacional, no queda espacio para la duda en cuanto a la magnitud del quiebre en la relación entre el MAS y los indígenas orientales. No se trata ya de una simple fisura sino que es, a todas luces, un rompimiento. ¿Por qué se produce esto? Si bien fue necesaria la alianza entre indígenas de tierras bajas y altas para el logro de reivindicaciones que de otro modo no hubieran sido alcanzables, el MAS como instrumento parece haberse agotado en cuanto a su posibilidad concreta de seguir empoderando a estos actores.



Los indígenas cruceños tuvieron que romper con el MAS para lograr hacerse con la presidencia de la ALD. No fue precisamente gracias al partido de gobierno que lograron ese importante espacio de poder, sino a pesar de éste. ¿Qué más podrían lograr los indígenas del oriente boliviano a través del instrumento político que ha sido el MAS si éste persiste en una conducta andino centrista y subalternizadora respecto a lo no occidental? Pues nada, o tan poco que mejor están por sus propios fueros.

En su natural y más propia lógica de construcción de su poder, los indígenas del oriente boliviano asumen que su lucha continúa con o sin el MAS. Reconfiguran el campo político boliviano articulando nuevas alianzas e interpelando como únicos actores válidos y en capacidad al poder nacional; algo que la oposición tradicional en funciones –que no es otra cosa que resabios del orden anterior-, no ha logrado hacer en más de seis años.

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Este es el momento de la gesta indígena de tierras bajas. La marcha por el TIPNIS no es otra cosa que su proclamación. En lo que hace al

campo político cruceño, ni los verdes ni los azules tienen las capacidades políticas, la credibilidad, la cohesión y el despliegue que muestran los indígenas de tierras bajas. Los verdes creen haber utilizado hábilmente a la representación originaria para no perder el control de la ALD, los azules creen haberse hecho con su fidelidad a ciegas vía las reivindicaciones alcanzadas hasta hace poco. ¿Es realmente esto así? ¿No será más bien que ambos han sido instrumento de un proyecto político propio de los originarios orientales?

Como decían las abuelas en ese viejo juego de cartas: el diablito no sabe para quién trabaja. Los indígenas de Santa Cruz tienen un propósito político en plenas capacidades y que va bogante a punta de claridad de ideas y resolución programática. Es la única fuerza en el campo político en posibilidad de interpelar al MAS y a Evo Morales. Es el momento de la emergencia, ante nuestros ojos desnudos, de una potencia política seria y ordenada con contenido discursivo y autenticidad. Algo que no es ni casual ni poca cosa.