Libres


Elio Pedraza Vargas

elio-pedraza Dicen que el tiempo es el mejor amigo de la meditación y del compromiso para con uno mismo, y nada ni nadie puede hacer cambiar la alegría y la dicha de sentirse libre y poder vagar por la inmensidad del espacio.

Ya no valen los largos discursos y el supuesto compromiso para con sus semejantes, cuando en realidad solo usamos el nombre para encumbrarnos en el frágil poder y efímero mundo del placer de ser los que llamamos la atención y recibimos los placeres que jamás esperamos o habíamos soñado.



Y es oportuno referirme a tres libros con características distintas, pero que son expresiones de rechazo a una política equivocada que lleva adelante el presidente Morales y su confianza que les significa las Fuerzas Armadas y la sumisa policía con la complicidad de los pardos fiscales y la hedonía de algunos jueces que encarcelan a los que piensan diferente.

“El Evangelio es la encarnación de los derechos humanos…”, escrito por Filemón Escobar, quien nos relata el esforzado trabajo de los dirigentes mineros que fueron considerados la vanguardia de la clase proletaria por el compromiso asumido para con la patria y los suyos y la constante lucha contra los curas, pero que al final triunfa una sola verdad; ante Dios, los comunistas y los derechistas pueden luchar por la libertad y mejores días y dónde la muerte puede ser solo el verdadero principio de la libertad del hombre, aunque nos cause miedo.

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Lo que se debe lamentar hoy es el desconocimiento intencionado de la historia, porque cuando hay quienes a nombre del sufrimiento de otros destrozan el poco camino ya avanzado – y todo porque no comprendieron nada de los mártires de un pasado que se vieron envueltos en el silbido de las balas y la toxicidad de los gases – nos están llevando al camino de la servidumbre y del silencio.

Y en algún momento se abrirán las puertas del cielo para recibir a los millones que entrarán en huelga de hambre para defender el derecho de disentir y poder expresar lo que se siente, sin mordaza y con la pluma por delante, empuñada para poder rayar con la última gota la palabra libertad.

“Las Máscaras del Fascismo”, de Juan Claudio Lechín, nos relata con lujo de detalles –como él lo llama- “seis caudillos acometen contra la independencia de poderes, contra la descentralización y contra las libertades de prensa, sindical y política…”. Y quedan plasmados en sus páginas, Hitler, Mussolini, Franco, Castro, Chávez y nuestro presidente, Evo Morales Ayma.

Y hay ejemplos que fácilmente nos transporta a las políticas de Mussolini, cuando en 1926. Crea el Gran Consejo Fascista, al mismo tiempo Parlamento y Asamblea Constituyente. Sus leyes, normas y artículos debían ser aprobados por Mussolini.

O al año 1933 de la historia Hitleriana, cuando recibió poderes plenos del Parlamento y realizó dos referendos aprobatorios que dieron por bien hechos todos sus atropellos. Y cono olvidarse del Franquismo en el año 1939 cuando desconoce la Constitución liberal de la segunda República Española. Y en el 1942 promulga la Ley Constitutiva de Cortes. Crea las cortes franquistas que eran, al mismo tiempo, Parlamento y Asamblea Constituyente. Procedimentalmente, solo podían aprobar leyes, artículos y normas, previa consulta a Franco.

Y hablar de Cuba es remontarnos al año 1959, en donde se le entregó todo el poder constituyente y legislativo al presidente Fidel Castro y al Consejo de Ministros y si continuamos transitando por el delgado cinturón del autoritarismo, desembarcamos en el año 1999 en donde la Asamblea Constituyente aprobó una Constitución que le permite al presidente Hugo Chávez concentrar el poder y hacer posible su reelección cuantas veces el considere necesaria.

Y bruscamente aterrizamos al año 2006 cuando la Asamblea Constituyente aprobó una Constitución para concentrar el poder en Morales y hacer posible su reelección (pág. 59-61)

Y finalizamos con el libro más contrarrevolucionario que leí en los últimos meses a pesar que el escritor –mi amigo- Alfredo Rodríguez, se haya dedicado a recopilar las freses del presidente morales y diga que no hay juicio de valor, pero nos quedaremos con el refrán que dice “el pez, por su boca muere” y Morales lo dijo “la falta de popularidad de Alan García en Perú le impulsó a demandar a Chile. Tal vez la mucha gordura le está afectando y no está bien informado”.

Pero en fin, es hora de aplicar la democracia de la calle, porque así como para el masismo la democracia no es una cuestión de principios sino solo de uso, para el otro pueblo (Jorge Lazarte, en Nuevos Códigos de Poder en Bolivia) la solución histórica es la victoria final sobre ellos.