No destruir para construir


Por Nancy de Bueno

No se puede concebir que se haya trazado una carretera (segundo tramo), específicamente aquella que se inicia de Villa Tunari a San Ignacio de Moxos, destruyendo a su paso una de las reservas naturales más ricas de Bolivia en biodiversidad: 20 mil especies de flora (sin raíces), 858 especies de vertebrados, 108 especies de mamíferos, 470 especies de aves, 39 especies de reptiles, 53 especies de anfibios, 188 especies de peces, 127 especies de insectos y muchos más (según el biólogo Van Dame, que trabaja en Faunaga por la protección de fauna y flora en la Amazonia, y James Aparicio, del Instituto de Ecología de la UMSA), cuyas investigaciones hacen énfasis en que “toda la zona del territorio indígena y del Parque Isiboro Sécure – TIPNIS es una de las mejor conservadas del territorio boliviano”.

Las autoridades pertinentes a cargo de la construcción de esta nueva carretera (segundo tramo) no están tomando en cuenta que junto a todas las especies citadas necesariamente tiene que desaparecer “medio” bosque, o sea, más de medio millón de árboles que representan el “pulmón de la humanidad”, afectando tremendamente al medio ambiente y la riqueza en biodiversidad única en Latinoamérica existente en este parque nacional.



Ya no se formarían los riachuelos que a su vez configuran los ríos, lo que afectará al natural suministro de agua y perjudicará a todas las especies vivas y mayormente a los habitantes indígenas del parque, condenándolos tal vez a desaparecer como cultura ante tanta devastación de la “madre tierra” para la construcción de la segunda fase de la mencionada carretera –Villa Turari-San Ignacio de Moxos.

No queda más que “implorar” para que se realice un cambio en el trazo de la vía. El valor económico que tal cambio signifique ya sería lo de menos, a fin de calmar la gran preocupación que causaría el destruir buena parte de un maravilloso “paraíso”, sobre todo para los que apreciamos y amamos la naturaleza que por fortuna todavía queda en Bolivia, a cargo del SERNAP (Servicio Nacional de Áreas Protegidas); somos muchísimos más los que valoramos un cambio en el trazo de la carretera propuesta.

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Según pude conocer, hay posibilidades reales para analizar el cambio. La Fundación Natura cree posible buscar el financiamiento para realizar el cambio del trazo de la ruta, que puede ir por la parte sur, bordeando el TIPNIS para que salga a un punto cerca a Trinidad.

Por otro lado, los miembros del Comité de Defensa del Parque Nacional Isiboro Sécure (Cadeis) afirman que existen otras cuatro opciones para construir el tramo faltante de esta vía de integración, sin destruir ni afectar el área protegida, que constituye uno de los mayores patrimonios naturales del planeta. Bolivia lleva el liderazgo en áreas protegidas en el mundo (13% de su territorio) y debe seguir así.

Que la divina providencia ilumine a las autoridades encargadas de la construcción de carreteras. Lo importante es no destruir nuestra maravillosa naturaleza.

Fuente: www.paginasiete.bo