La caída de Aurora a manos de Oriente (0-3) anoche en el Félix Capriles pasa a segundo plano como parte de la estadística de un partido empañado por los groseros errores del árbitro Everth Cuéllar, que se metió en un lío y provocó varios otros por sus desacertadas decisiones, desatando caos dentro de la cancha y fuera de ella. El partido prometía mucho en lo futbolístico, y de hecho así fue en la primera media hora, lapso en el que los dos equipos jugaron de manera abierta y las opciones de gol se sucedieron, más a favor del local, mientras la visita también asediaba con peligro. Hasta que a los 35’ Cuéllar expulsó a dos jugadores de Aurora Andaveris y Peña en lo que pareció un exceso de su autoridad, sobre todo porque fueron errores atribuibles al árbitro (por no cobrar una falta clara en contra de un aurorista y sí acto seguido otra en contra de un orientista) los que desataron los nervios. El partido perdió su esencia al quedar uno de los equipos muy disminuido.
A pesar de ello, Aurora dio batalla, sin embargo Oriente como era lógico se encaminaba de a poco a hacer uso de su superioridad numérica hasta que a los 47’ encontró la apertura de la cuenta, obra de Vaca tras una muy buena jugada de Arce. Aurora no se resignó y salió en el segundo tiempo dispuesto a empatar a pesar de estar disminuido. De hecho con dos menos —y con mucha fuerza— superó en juego a un pálido Oriente que sólo contragolpeaba y estuvo a punto de conseguir el tanto de la igualdad, impedido un par de veces por el golero Arancibia. Oriente logró el segundo mediante Mojica (26’) en una buena acción de contragolpe, y definió el pleito.
El árbitro cobró un discutido penal que Reinoso falló (33’) tirando al travesaño. No era la noche de Aurora. Y tampoco era la de Everth Cuéllar, que insólitamente expulsó a Roberto Galindo cuando se sacó la camiseta para festejar el tercero de la visita (36’) lo que máximo se sanciona con amarilla y después mostró dos rojas más a Robles de Aurora y Saucedo de Oriente por agresión mutua. Cuando el árbitro pitó el final (siendo lo más probable que también hubiera firmado su sentencia para un largo castigo sin volver a dirigir en la Liga), en las afueras del estadio la Policía dispersaba a hinchas exaltados que —menos mal— no llegaron a mayores.
Fuente: Unitel.
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