Maggy Talavera
Gracias, Vicepresidente, por ayudar a aclarar dudas –si acaso alguien todavía las tiene- sobre el proceso electoral convocado para votar por autoridades judiciales el próximo domingo. Y le doy gracias al Vicepresidente, porque finalmente ha admitido, aunque no de manera abierta y directa, que esa votación será una trampa electoral y no una elección democrática. ¿O qué otro mensaje es el que da el Vicepresidente al decir que para él “con que cualquier funcionario electo tenga más de 130 votos (‘) ya es un avance”? ¿De qué elección democrática habla, si esos 130 votos no representan casi nada en el padrón nacional de más de cinco millones de electores?
Hace mal el Vicepresidente al comparar 130 votos en las urnas con 130 votos de los asambleístas en el Congreso nacional, ¿acaso ignora que cada uno de esos 130 votos en el Congreso nacional tiene una representación mucho mayor que sólo 130 votos del padrón electoral de 5,2 millones de electores? Estoy segura que el Vicepresidente no ignora nada y que lo dicho hace unas horas es sólo una más de sus “estrategias envolventes”, esta vez con miras a preparar el terreno para el golpe final y certero que el Gobierno pretende dar el domingo contra lo poco que resta de un mal llamado Poder Judicial independiente. Un golpe bien montado, con la complicidad de candidatos que se han prestado para el fraude.
Hablo de candidatos cómplices con el fraude electoral, porque me resulta difícil creer que van a la elección de buena fe, ignorando el principal motivo que alienta al MAS a imponer la elección. No me la creo ésa de que están convencidos que el proceso es “para mejorar la Justicia”, cuando vemos a diario acciones torpes y arbitrarias digitadas desde Palacio Quemado para usar los instrumentos de la Justicia como aparatos represivos del Gobierno para “poner en raya” a opositores y críticos. Un caso reciente es la condena impuesta a las ex autoridades de Chuquisaca por la humillación a campesinos masistas en mayo de 2008, que contrasta con la impunidad que gozan los responsables no sólo de humillar, sino de reprimir con violencia, a los indígenas que marchan a La Paz en defensa del TIPNIS.
Ésa es la “justicia” que el MAS alienta y que viene aplicando desde hace ya varios años, en complicidad con fiscales, jueces, policías y abogados que no han dudado en someterse al mando del Gobierno central. Algunos, por cobardía; otros, por consigna política; y los más, por puro cálculo económico. Y no vengan, por favor, a repetir el argumento de que “antes era peor”, de que “todos los gobiernos manejan políticamente a la Justicia” o de que “lo que viene no puede ser peor de lo que ya existe”. No al menos los que tanta gala hacen de ser los abanderados del “proceso de cambio”. Aquí la cosa está bien clara: el MAS quiere usar el voto popular para disfrazar de “voluntad popular” su control sobre la Justicia. ¿Acaso ya olvidaron cómo fue la selección de los candidatos? ¿Cómo se cambiaron las reglas del juego electoral? ¿La inexistencia de control en mesa? ¿La censura a los medios para informar sobre los candidatos? Y por último, ¡hasta eliminaron el uso de la tinta indeleble en la votación, impuesta antes para evitar doble sufragio!
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Puedo seguir sumando ejemplos y pruebas del montaje ordenado por el MAS para llevar adelante este fraude electoral, entre los que sobresale la elección de un presidente del Tribunal Supremo Electoral subordinado al Gobierno, como ya lo fue el que lo precedió. Pero a estas alturas del partido, cuando faltan escasos seis días para la votación, ese recuento no viene al caso. Lo que toca ahora es insistir en invocar la conciencia ciudadana de una población que está harta de que se burlen de ella, que está indignada por los abusos de poder del MAS, que ya no tolera más imposturas y que finalmente parece haberse liberado de los complejos que la tenían sometida al cliché del “Presidente indio”.
Invoco a esa conciencia ciudadana (lo mismo quisiera hacer pidiéndoles a los candidatos que renuncien públicamente a ser parte de esta farsa, pero me dicen que es pedir demasiado) para que, a diferencia del voto consigna alentado por el MAS para avalar el fraude electoral, votemos mayoritariamente Nulo el próximo domingo. Es la única arma que tenemos a mano para dejarle saber al Gobierno central que los abusos de poder tienen un límite y que estamos dispuestos a luchar contra esos excesos, porque queremos vivir mejor y en libertad. Porque ténganlo seguro: contrario a lo que pregonan los oficialistas, lo que viene después del 16 de octubre será peor de lo que ya tenemos.
Página Siete – La Paz