Axel: «Soy un ‘rockmántico’ de garage»


Axel nació hace 34 años en Rafael Calzada, una localidad del interior de la provincia de Buenos Aires, en el seno de una familia muy católica, dedicada a ayudar a los más necesitados.

«Mis padres siempre colaboraron con fundaciones, mis abuelos también, todos los que me rodeaban marcaron en mí la importancia de ayudar al prójimo», explica en diálogo con hola.com.ar. Sus ojos azules se ven cansados. 

Con una seriedad inesperada, responde contundente cada una de las preguntas. Su discurso abunda en adjetivos y destaca como una constante lo importante que es su búsqueda espiritual para llevar al mundo «un mensaje de unidad, de paz y de amor».



El título de tu nuevo trabajo, Un nuevo sol, transmite un mensaje positivo. ¿Hay una tendencia entre los artistas latinos de llevar optimismo al público?

Un nuevo sol es un disco que tiene un concepto general que refleja luz, optimismo, alegría, frescura. Propone dejar de lado creencias o ideologías, diferencias raciales, nacionalidades, hasta la personalidad que hace que nos veamos diferentes. Es un disco que habla de unidad, de paz, de amor.

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Si bien no es nuestro deber llevar un mensaje, uno como artista puede hacerlo. Yo elijo decirles que celebren la vida, que se dejen bañar por un nuevo sol que transforma la realidad hacia una mejor. Entonces vas a encontrar canciones que hablan de la búsqueda de la paz, de la felicidad, que hablan del amor a la tierra, a uno mismo, a la vida, al prójimo, y la gente interpretó muy rápidamente ese mensaje porque por algo sucede lo que está sucediendo: que casi 30 mil personas canten en el Luna Park y que una de mis canciones esté entre las más escuchadas de Latinoamérica.

¿Cuáles son tus influencias, tanto musicales como filosóficas?

Mis influencias de vida y de maneras de pensar son muchas. A nivel musical siempre fui muy seguidor de Los Beatles, de John Lennon que tenía este tipo de visión de la vida, un adelantado para la época en que nació. Mi abuela materna, Memé, siempre fue muy importante para esta formación que tengo y esta búsqueda espiritual tan intensa. Ese respeto por los demás, lo aprendí de ella.

De chico estaba muy relacionado con la formación católica muy intensa, pero luego fui descubriendo otros caminos que me mostraban más maneras de amar y de relacionarme con Dios y con el universo. Maestros que venían del budismo y el taoísmo, de la cultura Maya, precolombina, Inca. Maestros que provocaron en mí una búsqueda incesante de la evolución del alma. Eso se ve reflejado en mis canciones, donde dejo ver, de manera transparente, mis pensamientos.

¿Cómo definís tu estilo musical?

Hasta que me ven en vivo me dicen baladista pop. Después, me dicen que soy un «re rockero». Ni una cosa ni la otra, yo soy un hacedor de canciones. Eso lo que significa es: toco muchos instrumentos, seis, siete diferentes, la guitarra eléctrica, la acústica, el charango, el ukelele, la armónica, entre otros, que vienen todos de diversas culturas y que son diferentes disparadores para escribir y componer. Hace poco me dijeron «Sos un Brian Adams o sos un Cerati». Y yo digo que no, ellos son ellos y yo, otra cosa. Puede ser que me acerque mucho a ellos. Pero en mis conciertos hay de todo. Yo soy un hacedor de canciones y soy un «rockmántico». Las baladas se transforman en súper poderosas, y el resto de los temas son súper arriba.

No me encasillo en nada, me siento libre haciendo canciones, la gente me ve y dice: «¡Guau!¡Cuánta energía!». No podría definirme, soy un romántico de garage, un cantante urbano, hacedor de canciones de barrio, eso es lo que soy.

¿Cómo es un día de tu vida?

Me suelo levantar 8 y media o 9 a más tardar. Lo primero que hago todos los días es mi clase de canto. Estudio con Susana Rossi, y tengo una grabación de ejercicios que me hizo ella para practicar todos los días. Después tomo mi jugo natural, todos los días, de diferentes frutas, recién hecho. Soy vegetariano y naturista desde hace más de 10 años.

Si tengo tiempo, me reúno con mis amigos, hago mucho deporte, fútbol, tenis, tenis de mesa… Me gusta leer algún libro, ver alguna película, y seguramente hago una meditación pasiva en algún momento.

Si tengo tiempo libre dos o tres días, esté donde esté, me voy a mi casa de la montaña, en Córdoba, en Traslasierra que es el lugar donde me conecto con la naturaleza, planto arboles, cuido mi huerta orgánica, cuido los más de 300 frutales que tenemos, los olivos, los 100 pinos.

Escribiste una canción para tu hija, ¿cómo es tu relación con ella?

Fue una responsabilidad muy grande escribir una canción para mi hija, porque tenía que contar la historia más importante de mi vida, podría definirlo diciendo que creía que había sentido todo en la vida y amado de la manera más profunda hasta que llegó ella. Es una canción muy tierna muy especial y en cada concierto 7 mil personas o más hacen un silencio absoluto para recibir este mensaje.

Mi relación con ella es muy intensa. Es lo mejor que me pasó en la vida.

Fuente: www.hola.com.ar


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