Algo tienen en común proyectos de infraestructura en Sudamérica tan variados como la ampliación del metro de Caracas, la construcción de una carretera en Bolivia o la creación de una hidroeléctrica en Perú: los tres tienen detrás un sello con las iniciales brasileñas BNDES.
Esas siglas corresponden al estatal Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, que a fuerza de multiplicar los créditos a empresas de su país les ha permitido en los últimos años expandirse como nunca en la región.
De acuerdo a cifras proporcionadas por el BNDES, sus préstamos para financiar obras de compañías brasileñas en América Latina y el Caribe crecieron 1.082% entre 2001 y 2010.
La institución prevé que este año sus desembolsos en la región lleguen a cerca de US$860 millones (un nuevo aumento respecto al año previo) buena parte de ellos concentrados en Sudamérica.
Sin embargo, el papel del banco estatal brasileño también parece despertar cuestionamientos y algunos creen que va mucho más allá del mero aspecto comercial o económico.
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«El BNDES es claramente un instrumento brasileño para ganar poder e influencia en la región», definió Thiago de Aragão, un experto en América Latina del centro de análisis Arko Advice, con sede en Brasilia.
Exclusivo para brasileños
Una pregunta esencial es en qué consiste exactamente la estrategia exterior del BNDES.
Esa interrogante cobró relevancia ante polémicas recientes en torno a algunos proyectos regionales de empresas brasileñas financiados por el banco.
Uno de ellos es la construcción de una carretera en Bolivia adjudicada a la firma OAS, que fue parado por el gobierno de Evo Morales ante fuertes protestas de grupos indígenas porque la vía, que uniría los departamentos de Cochabamba y Beni, pasaba por una reserva natural.
Los créditos del BNDES hacia la región están dirigidos exclusivamente a compañías brasileñas, una diferencia importante con bancos de desarrollo multilaterales.
«No es un préstamo directo para los países. Los préstamos son ofrecidos para las empresas brasileñas que se instalan o tienen proyectos en otros países», explicó Rubens Barbosa, un exembajador de Brasil que preside el consejo de comercio exterior de la Federación de industrias de San Pablo (FIESP).
La superintendente de Comercio Exterior del BNDES, Luciane Machado, sostuvo que el objetivo es «apoyar la estrategia de internacionalización de empresas brasileñas en la región».
En diálogo con BBC Mundo, Machado aseguró que los negocios que apoya el banco se hacen en respeto de «las soberanías locales y los procesos de elección de los respectivos gobiernos».
Pero aceptó que la mayor inserción de las empresas brasileñas en otros países le puede dar a Brasil «más visibilidad y una interlocución mejor en la región».
«Ahora, que hagamos esas operaciones para lograr ese tipo de resultados, no estoy de acuerdo», dijo.
«Lo harían los chinos»
La financiación del BNDES para exportar bienes y servicios brasileños se realiza a tasas de interés que muchos ven como preferenciales para dar competitividad a las empresas brasileñas.
Pero Machado también rechazó esa afirmación, argumentando que «los intereses que cobra el banco se basan en la tasa Libor», y se ajustan según el riesgo y el plazo de la operación.
«En algunos casos pueden llegar a 7% y en otros pueden ser más; no es una tasa fija», dijo.
Un argumento del BNDES es que su apoyo permite a las empresas brasileñas competir en licitaciones con otras multinacionales que también tienen respaldo de sus respectivos países.
«Si Brasil no fuera capaz de financiar a través del BNDES las exportaciones de bienes y servicios, ciertamente lo harían los chinos. Los españoles lo hicieron muchísimo tiempo» y «los estadounidenses tradicionalmente con el (banco) Ex-im», dijo Machado.
«Se programó mejor»
El apoyo del banco brasileño suele significar una ventaja comparativa para compañías nacionales frente a otras de países latinoamericanos que carecen de instrumentos similares.
«Es de lamentar que otros países no tengan un instituto como el BNDES, que es una palanca importante para las empresas brasileñas», dijo el expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso.
«Institucionalmente, Brasil se programó mejor que otros países para eso», agregó en declaraciones a BBC Mundo.
No obstante, algunos cuestionan la mano del Estado brasileño promoviendo en el exterior a las empresas privadas de su país.
El expresidente boliviano Carlos Mesa dijo en julio que ese «matrimonio» privado-estatal brasileño «es peligroso y crea una imagen de expansionista», informó el diario Valor Económico.
«Instrumento perfecto»
El BNDES fue creado en 1952 para apoyar el desarrollo económico de Brasil, pero sus financiamientos a obras de infraestructura en la región son bastante más recientes.
El aumento de esos préstamos ocurrió sobre todo durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) presididos primero por Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y actualmente por Dilma Rousseff.
El BNDES posee hoy una cartera de unos US$17.200 millones para el financiamiento de obras de infraestructura en Latinoamérica.
Esa capacidad financiera ha servido como trampolín para el salto al exterior de empresas brasileñas como Andrade Gutierrez, OAS o Queiroz Galvão, además del gigante Odebrecht.
El banco financia proyectos a lo largo y ancho de América Latina, desde gasoductos en Argentina hasta puertos en el Pacífico o astilleros en Venezuela.
También apoya a empresas brasileñas en Cuba y República Dominicana o incluso en Sudáfrica y Angola.
Aragão, del centro de análisis Arko Advice, sostiene que un requisito básico del BNDES para apoyar proyectos es la viabilidad financiera de los mismos, pero la estrategia detrás de ellos es sobre todo geopolítica.
«El interés número uno de Brasil es ponerse como el país más influyente de la región y que los otros países reconozcan a Brasil como un instrumento de desarrollo regional», dijo. «El BNDES es el instrumento perfecto para eso».
Fuente: bbc