Al margen de la delegación del gobierno de Evo Morales, un grupo de representantes indígenas se hace presente en la XVII Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, que se realiza en Durban, Sudáfrica, con el objetivo de denunciar al mundo el atropello cocalero al TIPNIS.
Integrantes de la Central Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB) y del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyo (CONAMAQ), es decir, representantes de los originarios de tierras bajas y altas unidos, son los encargados de mostrarle a las delegaciones de todo el planeta la contracara del discurso seudo-ecologista o pachamamista del régimen.
No la tiene fácil, por lo tanto, el staff burocrático enviado por la administración evista, que ya no aparece encabezada por Pablo Solón sino por René Orellana.
Esto puede deberse a dos factores: la escasez de resultados de Solón en anteriores cumbres por una parte, pero también a su distanciamiento crítico en los días posteriores a la represión en Yucumo.
Según Orellana, Bolivia lleva a Durban una postura sobre el manejo internacional de los bosques. Algo que suena a cruel ironía, cuando el gobierno al que representa impulsa el avasallamiento al Territorio Indígena del Parque Nacional Isibiro Sécure y cuando los cocaleros afines al oficialismo invaden diversas áreas protegidas y reservas forestales.
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¿Qué autoridad moral puede quedarle al régimen evista en el tema?
Evo Morales ha apuntado en reiteradas declaraciones al “capitalismo” como el causante de los problemas ecológicos mundiales. Sin embargo, bajo su gobierno “socialista” la deforestación en Bolivia se ha intensificado.
Caen los últimos retazos de un discurso que intentó enmascarar la realidad profunda de una administración creada para favorecer al interés exclusivo del poder cocalero…