Los gobiernos paralelos


Recuerdos del presente – Humberto Vacaflor Ganam

Las autoridades de Río de Janeiro están empeñadas en mostrar al mundo que en esa ciudad, y en todo Brasil, no hay gobiernos paralelos, o por lo menos que no los habrá cuando llegue el momento del próximo mundial de fútbol.

Esas autoridades creen que sería una vergüenza recibir a tanta gente del exterior y ser el centro de atención del mundo entero, cuando hay zonas de la ciudad –y de otras de Brasil- donde el Estado no llega, o no tiene el monopolio de las leyes y de las armas.



Ser la sede del mundial de fútbol y de las olimpiadas equivale, para los brasileños, a mostrar que tienen las condiciones de pertenecer a la elite de los países del mundo, a ser la potencia latinoamericana.

Los países no tendrían que esperar a que les toque el turno de ser la sede del mundial de fútbol para aclarar, dentro de sus fronteras, que no hay gobiernos paralelos y que el Estado, en cada caso, controla todo el territorio.

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El expresidente César Gaviria me dijo hace pocas noches en Río, donde asistíamos al XII Foro Iberoamérica, que el Estado colombiano apenas controla 40% del territorio de su país, pero que está avanzando para acabar con los gobiernos paralelos.

Hay mapas elaborados por los expertos en drogas que muestran el territorio mexicano distribuido entre las diferentes mafias del narcotráfico, dando la razón a George W. Bush, cuando dijo que el Estado de México no controla todo su territorio.

Para no fatigar el mapamundi, lleguemos hasta nuestra región. El estado peruano no controla la zona del VRAE, que es regida por la narco-guerrilla de Sendero Luminoso. Para sobrevivir, los terroristas herederos de Abimael Guzmán tuvieron que marchar hacia la selva y refugiarse en medio de los cocaleros ilegales.

En Bolivia, el gobierno paralelo del Chapare acaba de dar una demostración de su poder. Está obligando al gobierno nacional a revisar una ley que acababa de promulgar, ley que iba a poner el TIPNIS a buen recaudo del avance de los cocaleros.

El poder de este gobierno paralelo es tan grande que ha puesto en figurillas al presidente Evo Morales. Deberá borrar con el codo la ley que firmó con la mano. Quizá eso le provoque conflictos con su propia conciencia. Es algo que no habría que descartar. Conciencia tenemos todos, al fin y al cabo.

Pero cómo tendrá que hacer el presidente para sobrellevar la vergüenza que ese cambio supone. Sus parlamentarios, que debieron aprobar muy deprisa una ley corta, deberán ahora levantar otra vez la mano para aprobar, más deprisa, una ley en contra.

El parlamento del Estado plurinacional y multilingüe tendrá que aprender esta lección: cuando se trata de afectar los intereses de los cocaleros del Chapare, es mejor no apresurarse.

De lo que resulta que el Chapare le prestó a Bolivia un líder, pero está sólo prestadito. Que nadie se haga ilusiones pensando que ese líder ha de dejar de responder a los intereses del gobierno paralelo del Chapare.

Perón dijo alguna vez que los pueblos marchan siempre, ya sea con sus líderes a la cabeza o con la cabeza de sus líderes. Asumiendo que todos los líderes tienen cabeza.


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