Milton Melgar, ex seleccionado nacional y al profe Luis Orosco, para analizar la derrota de la Verde ante Venezuela. La selección nacional cerró la primera parte de las eliminatorias para el Mundial Brasil 2014 con otra derrota, frente a la de Venezuela (1-0), una caída que la coloca en este cierre de actividad premundialista correspondiente a este año— en el último lugar al cabo de cuatro fechas, con sólo un punto obtenido la semana pasada ante Argentina en Buenos Aires; sin embargo, la sensación que dejó anoche en lo futbolístico fue la de haber mejorado y, por lo que hizo, de haber merecido al menos otro empate.
A Bolivia le faltó lo de siempre cuando juega medianamente bien: el gol, la puntada final, tener mayor precisión en la definición; y aparte, tardó en animarse, porque cuando lo hizo, en la recta final del encuentro (con la entrada también por decisión tardía del entrenador, de Campos y compañía), puso contra las cuerdas a una Vinotinto que no fue gran cosa, al menos no fue aquella selección del resonante triunfo contra Argentina ni la que le empató hace solamente unos días en su cancha a Colombia. Por eso, porque el rival no era todo lo que se decía de él, y porque Bolivia tuvo un juego progresivo, el resultado parece injusto, aunque ya se sabe que no es con merecimientos con lo que se gana, sino con goles. Los venezolanos anotaron a los 25 minutos el primero y único gracias a un cabezazo de Vizcarrondo en el área chica boliviana, lo que aparte de la virtud que pudo tener el zaguero venezolano supone buscar responsabilidades en la defensa nacional, que lo dejó llegar solo, sin incomodarlo, y en el arquero, porque Arias tuvo una salida, además de tardía, bastante floja.
La pelota parada fue, otra vez como ante Uruguay, la que condenó a la selección al resultado adverso, pero la Verde tuvo cuota para ello al no darle una mejor lectura al partido y a sus posibilidades, por haber esperado tanto para pasar a ser la protagonista que fue en esos 25 ó 30 minutos finales. Antes de sufrir el gol, Bolivia había tenido dos insinuaciones ofensivas, ambas de Martins, y conjuradas por el golero llanero. Y después también, con una pelota de Cardozo que se fue alta desviada por un zaguero.
En el segundo tiempo Venezuela tuvo pocas opciones para liquidar y hacer más convincente su triunfo; más bien Bolivia mereció cabe recalcar esa palabra contar con mejor suerte, y con una mejor puntería, porque volvió a costarle cerrar sus llegadas. Campos estuvo acertado en un tiro libre, pero el arquero Vega le adivinó y sacó el pelotazo con dificultad. Fue la situación más clara como para empatar, que no se dio, y por eso esta despedida de año es más agria que dulce. No es ‘rico’ ser último en la tabla.
Fuente: No Mentirás, PAT.
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