Gasolinazo a la iraní


Aprovechando la distracción ciudadana por las fiestas de fin de año, el presidente Evo Morales volvió a la carga con la amenaza del “gasolinazo”, eufemísticamente denominado “nivelación de precios de carburantes”.En esta ocasión, el proyecto presidencial parece seguir el modelo del “gasolinazo” implementado por su amigo, Mahmud Ahmadinejad, en el Irán de los ayatolas. En ese caso, la brutal subida del precio interno de los combustibles fue “compensada” con bonos de subsidio directo a consumidores de los sectores populares. Experiencia que, al parecer, Morales pretendería reeditar en Bolivia, a juzgar por recientes declaraciones en las que reveló que el tema ha sido tratado en el gabinete y que se habría visto por conveniente subsidiar “a sectores necesitados”.Evidentemente, se busca la anestesia con la cual arremeter contra los bolsillos de los bolivianos, pero también es muy probable que, fieles a su estilo, los burócratas del evismo quieran tener en sus manos un nuevo instrumento de condicionamiento prebendal (cartillas de racionamiento de combustible subsidiado, otros bonos, etc.).Sobre el asunto se imponen dos reflexiones preliminares: 1) Al brote inflacionario que seguiría a la subida del precio de combustibles, que afectaría a toda la cadena productiva, se sumaría la presión inflacionaria generada por cientos de millones de dólares agregados a la moneda circulante vía bonos y otras “transferencias directas”. 2) El ajuste iraní fue posible no sólo gracias a la política de subsidios directos, sino ante todo por el alto nivel de concentración de poder y ejercicio despótico de la fuerza del régimen de Teherán. ¿Tendrá el debilitado gobierno de Morales la misma potencia?Lo cierto es que habrá que andar con pies de plomo entre Navidades y Carnaval, fechas favoritas para una burocracia que apuesta por “madrugar” a los ciudadanos…[email protected]


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