‘Recién llegado, me tocó estar en primera línea de los representantes’

Antoine Grassin – Al final de sus tres años como Embajador de Francia en Bolivia, el diplomático visitó La Razón e hizo una evaluación de las relaciones entre ambos Estados. Su gestión transitó entre los asuntos diplomáticos de rigor y la cooperación en los campos académico y de salud. El avión presidencial, las infructuosas conversaciones sobre el litio y el apoyo al proceso de cambio hablan de lazos fuertes, de “profundo respeto”, aunque no exentos de altibajos.

image Partida. Grassin durante la entrevista en oficinas de La Razón destacó la cooperación francesa en salud.



— ¿Qué dejan sus tres años de gestión en Bolivia?

— Llegué a Bolivia días antes de los acontecimientos en Porvenir (Pando). Era una época de inquietud y junto con ello, a Francia le tocaba la presidencia semestral de la Unión Europea. Recién llegado, me tocaba estar en la primera línea de los representantes europeos y se nos pidió que presenciemos la conclusión de los trabajos de la nueva Constitución.

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El otro enfoque es la cooperación. La más importante es la salud, que permite mejorar la dignidad de las personas. No hay cambio ni democracia sin dignidad.

Hemos colocado un tomógrafo en Trinidad, un mamógrafo en Santa Cruz y hospitales en Pando. Se va a inaugurar un laboratorio que permite manipular virus tropicales y mejorar los tratamientos. En El Alto hay una campaña contra los cánceres femeninos.

— ¿ Y en el plano político?

— En el plano político, acompañamos el plan de desarrollo del país desde la capacitación de responsables de la administración pública. La Escuela de Gestión Pública está en funcionamiento.

Un tema que desató controversia en Bolivia, injustamente, es el del avión presidencial. Es una muestra de cómo la tecnología francesa permite al presidente Evo Morales cumplir su misión en mejores condiciones. Está en proyecto la compra de helicópteros franceses para Defensa Civil.

En el aspecto académico hemos impulsado remodelaciones y mejoras en colegios y tenemos programas de estudio para investigadores bolivianos en Francia.

— Todos estos aspectos reflejan una buena relación de Estado a Estado, ¿como se encuentra la relación bilateral?

— La actitud de Francia desde el inicio ha sido muy favorable al proceso de cambio. La cooperación no es algo que sólo otorgamos, la discutimos con nuestra contraparte boliviana para ver en dónde es realmente necesaria.

La Escuela de Gestión Pública tiene respaldo francés, pero es un producto hecho por bolivianos para bolivianos. Ése es el sentido.

Un profundo respeto para con el proceso boliviano y nuestra voluntad de ayudar y de apoyar.

Hemos puesto mucha esperanza en el tema del cambio climático. En la cumbre de Durban, las posiciones bolivianas y francesas dejan un terreno bastante fuerte para cooperar. La posición boliviana en la Cumbre de Cancún no permitió mucha cooperación. Pero dimos apoyo al proyecto de resolución de Bolivia en la ONU sobre el derecho al agua.

Otro tema es la lucha contra el narcotráfico. El exministro de Gobierno asistió a una cumbre del G-8. Seguimos con mucha atención las acciones de Bolivia con respecto a la Convención de 1961.

— ¿Cuál es la posición francesa con respecto a la denuncia boliviana de la Convención, en particular sobre el acullico?

— Nuestra posición no está totalmente definida, es un asunto en el que trabajan varios ministerios. Pero también estamos tratando de ayudar a definir una posición europea común sobre ese asunto. Hay contactos entre la Cancillería boliviana y la Unión Europea, pero necesitamos escuchar más.

— Bolivia es el tercer productor de cocaína, ¿cuál es el grado de preocupación que eso genera en el Gobierno francés?

— En Francia hay preocupación. Debo decir que a nivel global, nuestra primera preocupación en cuanto a drogas son las sintéticas, la heroína y la cocaína. Nosotros nos enfocamos en las zonas por las que llega la droga, como los países del norte de África. 

— En materia de negocios, el presidente Morales dijo que Bolivia necesita socios y no patrones, ¿Francia es un socio?

— Mi pregunta es si Bolivia necesita socios. Puede sonar brutal decirlo, pero incluso creo que Bolivia no quiere socios. En el tema del litio nos mostró que todavía no puede asociarse. Total es muy importante, pues permitió aumentar las reservas de gas de Bolivia en el 30%, gracias a sus trabajos de exploración. Ahí somos socios.

— ¿Y en cuanto al litio?

— Es que el litio es una cadena, que empieza en la producción de baterías y termina con la fabricación de autos eléctricos. Pero la demanda mundial de éstos todavía es muy baja para trabajar en ello.

—Con toda franqueza, ¿le gusta el periódico La Razón?

— (Risas) Sí me gusta…, lo leo todos los días. Abarca todos los temas y me gusta la página de sociales. A todos los diarios les falta una sección de Cultura más grande.

Perfil

Nombre: Antoine Grassin

Nació: 08-03-1955

Cargo: Embajador de Francia

Diplomático de carrera

Exalumno de la Escuela Nacional de Administración, la Embajada de Francia en Bolivia no fue su primera misión en suelo sudamericano. Entre 1984 y 1986 se desempeñó como secretario de la embajada en Buenos Aires. Fue también Consejero Político de la administración francesa en Berlín, hasta antes de la reunificación de Alemania, y consejero de la embajada francesa en Bonn. Entre 2000 y 2003 fue cónsul general de Francia en Múnich, y de 2004 a 2008 ocupó el cargo de director de la Cooperación Científica y Universitaria a la DGCID. Al término de su periodo en La Paz admite que regresa a su país con el deseo de ser “un poco embajador de Bolivia en Francia”.

 La Razón – Carlos Orías B. – La Paz