Derecha cruceña, fascismo y violencia

Pedro Shimose*

SHIMOSE Me ha entristecido leer un artículo lleno de ruido y furia contra Santa Cruz, titulado Las crías del neoliberalismo y firmado por Julieta Paredes (La Razón, La Paz, 23/12/2012). Pernicioso donde los haya, el artículo destila rencor y revela ignorancia de la realidad política nacional. ¿En qué país vive Julieta Paredes? ¿Conoce de veras Santa Cruz? ¿Ha tratado a los cruceños? En vez de analizar la realidad cruceña, la impugna y manipula, denigrándola y tergiversando los hechos en los que dice fundarse.

En primer lugar, sostiene que “Santa Cruz está catalogada como la ciudad más violenta en (sic) Bolivia”. ¿La más violenta? Según informes policiales, El Alto de La Paz lo es más. Y nada digamos de Yapacaní con sus líos masistas y sus muertos. Julieta Paredes parece ignorar que el aumento de la violencia en Santa Cruz no se debe al neoliberalismo ni a “la derecha cruceña” (“las crías del neoliberalismo”); tampoco a los inmigrantes andinos que han acrecentado el censo de la pobreza en tres barrios superpoblados que votan al MAS. El aumento de la violencia en Santa Cruz se debe a la reaparición de las mafias internacionales del narcotráfico y sus ajustes de cuentas, fenómeno denunciado por “los pollos de granja” (los periodistas) y por el “sindicato católico” (la Iglesia y sus obispos).



La columnista de La Razón vincula “el fortalecimiento y reavivamiento del fascismo con todas sus lacras” al hecho de que los protagonistas de la violencia en Santa Cruz son “hombres, jóvenes, de origen indígena y pobres” (sic). ¿En qué se funda para llegar a semejante conclusión? Muy sencillo: en que “estas huestes fascistas y violentas fueron criadas en el neoliberalismo”. Por lo tanto, para Julieta Paredes existe una ecuación irreductible: neoliberalismo = fascismo + violencia. También acusa a las oenegés de “comprar y fagocitar el caudal revolucionario que estas propuestas (el feminismo y el indigenismo) traían”. ¿Qué oenegés? ¿Las que llevaron a Evo Morales al poder? ¿Las de Jimmy Carter? ¿O las de George Soros?

En uno de sus exabruptos racistas, Julieta Paredes llama “indio gonista” a Víctor Hugo Cárdenas y sostiene que “hoy en día es muy bien recibido por los derechistas y fascistas en Santa Cruz”. Si es así, algo hemos avanzado. Paredes ya no habla de “la oligarquía cruceña”; habla de “derechistas y fascistas cruceños”. ¿Se refiere, quizás, a esos que están con el MAS y en el Gobierno? ¿Acaso no se pasaron al MAS las facciones más violentas y aguerridas de la Unión Juvenil Cruceñista y de una barra futbolera cruceña, esas que insultaron, corretearon y patearon a todo el que se les puso por delante, y ocuparon edificios públicos y los incendiaron durante los motines de 2008? ¿Acaso el Gobierno de Evo Morales no ha tendido puentes para reunirse con los empresarios cruceños de la Cainco? Más aún, ¿acaso la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia no ha participado en la Cumbre Social y en el Encuentro Plurinacional para profundizar el Proceso de Cambio, en Cochabamba? Entonces, ¿por qué se sigue demonizando a Santa Cruz y a los cruceños?

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Finalmente, la perspicaz columnista cierra su artículo con esta genial observación: “En Santa Cruz no es nada extraño que cualquier chango te meta mano, porque los medios de comunicación y las propias familias impulsan a las mujeres a exhibirse, y a los hombres, a acosarlas desde el kínder”. Delirante.

* Escritor

El Deber – Santa Cruz