Durante su intervención en la Cumbre de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), que tiene lugar en Caracas, Evo Morales propuso incluir en ese organismo a las Fuerzas Armadas de los distintos países que integran el bloque.
“En las próximas cumbres se debe convocar a otros comandantes a que debatan de manera sincera, con claridad, con horizontalidad; porque es importante trabajar y luchar por la soberanía, por la dignidad y por nuestra identidad y siento que deben participar nuestras Fuerzas Armadas”, dijo el mandatario.
Morales, quien antes había participado en el vigésimo aniversario del intento de golpe de Estado realizado en Venezuela por Hugo Chávez, agregó que en Bolivia las FFAA “estaban cansadas de que con pretexto de la lucha contra el narcotráfico vengan uniformados extranjeros, norteamericanos a mandar, a dirigir”.
El asunto merece varias reflexiones. Para empezar, la ALBA no es un organismo internacional ideológicamente neutro sino todo lo contrario, regido como está por el caudillaje chavista. En esas condiciones, integrar a los mandos militares equivaldría a alinearlos con determinado proyecto político, rompiendo los principios de “no deliberación” que imperan en los sistemas constitucionales latinoamericanos.
Por otra parte, llama la atención la intencionalidad cada vez mayor en la ALBA de utilizar temas de defensa como aglutinadores de su movimiento continental, como sucede por estos días con las fricciones entre Argentina y el Reino Unido por la cuestión de las Malvinas/Falklands.
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La propuesta de inclusión de los militares no es casual, entonces, sino que se inscribiría en ese contexto, de la mano de otra idea lanzada en la Cumbre de Caracas, esta vez por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien propuso abandonar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), órgano de cooperación militar entre todos los países americanos.
Se trataría, por lo tanto, de sustituir el TIAR por un organismo de defensa “bolivariano”, una suerte de Tratado de Varsovia en pequeño.
Las declaraciones del presidente cocalero también dejaron trasuntar su fobia a la participación norteamericana en la lucha contra el narcotráfico, inclinación que ya antes lo llevara a la expulsión de la DEA del territorio boliviano, tras lo cual los cultivos de coca-para-cocaína han tenido un imparable crecimiento…