El Carretero Enamorao, don Vidal Sosa


Mercedes Fernández Merubia

VIDAL Una palabra dicha, una línea escrita con razón y otras con el corazón y otras escritas con razón y corazón, hacen a pesar de los pesares del periodismo un trabajo digno.

Hoy habrá que acordarnos como lo hacen otros periodistas del Carretero Enamorao y juntarnos para ayudarlo por encima de que a veces uno siente aunque – por un segundo nada más- que el periodismo no sirve para nada, pero sirve, ¡claro que nuestro oficio sirve!



El honor, el dolor y la esperanza concentrada, el poder enmascarado con plata y el mendigo al que si tienes dignidad no le regalas tu comida podrida, ni tu sobra, hacen de este trabajo el apasionado oficio en el que una puntada puede ser de oro, puede ser veneno o puede ser la puntada del antídoto.

Que se acuerden del carretero enamora, don Vidal Sosa, me inspiró para hablar de ese hombre sencillo, que provocó una vez que un alcalde de Porongo se enoje y no me compre periódicos porque a él le hice una nota que no paso de dos columnas y al Carretero Enamorao una entrevista en una página full color y con foto incluida.

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“Cuanto pues le puede pagar este camba a usted, yo soy el alcalde”, me dijo.

Yo conteste, “es verdad usted es el alcalde, la autoridad. Yo, soy periodista y dueña de mi periódico (municipioshoy) y el carretero, don Vidal, es un artista, un cultor de sueños de música que aunque me pagara no le cobrara, porque contar de él en mi periódico me alegra el corazón más que los bolsillos”.

Final de la historia: me compro unos 10 periódicos, el compromiso eran miles.

La suscrita periodista tuvo que pararse en una esquina de ese pueblo y venderlos cual experta canillita. Por suerte, era la noche de San Juan, había cohetes, leche de tigre y mucha gente y… fue hace unos años.