Así lo dijo el presidente cocalero, durante el Congreso en el cual su partido, el Movimiento Al Socialismo, festejó los 17 años de existencia.
“Hemos llegado al Palacio no como inquilinos, llegamos para siempre”, afirmó Morales, reiterando el anhelo de perpetuación en el gobierno que ya manifestara en varias ocasiones anteriores.
Desconoce el mandatario, o le importa muy poco, que la expresión “para siempre” no es aplicable a un sistema democrático, uno de cuyos principios es, precisamente, la alternancia de partidos en el poder.
Enésima demostración de la vocación hegemónica y autoritaria que lo caracteriza.
Por otra parte, tanto el mandatario como sus lugartenientes cocaleros se encargaron de alertar a los afiliados al MAS contra toda tentativa de disidencia, deslizando que quien se aleje del “pensamiento único” será calificado como un “instrumento de la derecha”.
En esa línea, la dirigente Leonilda Zurita amenazó con purgar a “los traidores ocultos del proceso de cambio”. Palabras que llegan en medio de crecientes pugnas al interior del oficialismo.
El Congreso del MAS se produce en un contexto de ruptura de las bases sociales con el partido de gobierno, contando no sólo a la CIDOB y el CONAMAQ, sino a la COB -que a pesar de tibiezas, finalmente declaró su solidaridad con la IX Marcha Indígena- y a los trabajadores mineros, que también acaban de manifestar su respaldo a los defensores del TIPNIS.
Otra de las frases del día fue la del vicepresidente Álvaro García Linera, quien declaró estar siguiendo “el camino de Cristo”, al tiempo que convocó a los jóvenes a leer a Lenin. No sabemos si entre las lecturas leninistas recomendadas estará la famosa “Carta a Gorki”, donde el cabecilla de la revolución rusa declara que “Dios es el enemigo personal de la sociedad comunista”…