Ismael Schabib Montero*
“Un partido político es una asociación de individuos unidos por ideales comunes y que persiguen como meta alcanzar el control del gobierno para llevar a la práctica esos ideales. Es el encargado de presentar candidatos para ocupar los diferentes cargos políticos. Para eso movilizan el apoyo electoral. También organizan la labor legislativa, articulan y agregan nuevos intereses y preferencia de los ciudadanos…”.**
Se sabe que los principales actores en democracia son ellos, no por invento de nadie, sino, porque son sus principales agentes, por que inducen libremente mediante el convencimiento el apoyo de las personas para la conformación de un gobierno.
La ausencia de los partidos políticos es la dictadura, incluso un régimen dictatorial puede promover elecciones amañadas para mantener la fachada de demócrata luego de haberse apoderado del poder absoluto, un gobierno democrático pierde su calidad por carecer de contrapeso, la oposición legitima al oficialismo, porque democracia es también la confrontación de ideas para mejorar la solución de los problemas para iluminar al electorado, la democracia se enriquece cuando los partidos compiten, porque en esa competencia por captar la preferencia electoral mejoran, renovándose continuamente, de la misma manera que nuestro cuerpo renueva sus células. La democracia se retroalimenta sola mientras hay libertad. Sin libertad no hay democracia.
Sabemos que en nuestro país la democracia está perdiendo terreno, prueba de ello, es que existen presos políticos y perseguidos acusados de cometer delitos, para confundir a la opinión pública nacional e internacional. Vivimos en un país donde el ciudadano tiene que demostrar su inocencia y no donde la justicia tiene que probar lo contrario.
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No es mera coincidencia que los partidos políticos se hubieran debilitado por no haber renovado sus liderazgos y/o por la aparición de factores que los han socavado, un ejemplo de ello son las Agrupaciones Ciudadanas y grupos de poder como algunas ONGs y gobiernos extranjeros que promueven subterráneamente otra forma de actores generadores de violencia disfrazados de movimientos sociales, de esta manera erosionan la democracia porque mediante el temor debilitan la participación de la gente. Con partidos políticos débiles el gobierno hace lo que le place porque no tiene freno, la oposición no tiene poder para fiscalizarlo, la corrupción y la impunidad reinan, porque el poder absoluto corrompe absolutamente.
Mientras nos acercamos a una próxima cita electoral el 2014, como estrategia, es necesario fortalecer a la democracia revitalizando a los partidos políticos, es oportuno recordar que el Sr. Presidente en un acto público reciente, con motivo del aniversario de su partido, nuevamente ha manifestado que “Han llegado al poder para quedarse”, y en el tiempo de su accionar ha politizado a las FFAA y la Policía Nacional, indicadores clarísimos de que este gobierno carece de vocación democrática y que sus intenciones son perpetuarse en el poder.
Las instituciones no son corruptas, las personas son las corruptas, se las debe identificar, es una injusticia generalizar. En Bolivia y en ninguna parte del mundo los partidos políticos son los promotores de la corrupción, ellos son la fiel imagen de la sociedad de la que emanan, la corrupción es un fenómeno cultural que se debe combatir desde los entes generadores de cultura, mejorando a los educadores, enseñando en las escuelas, colegios, universidades, institutos, en base a valores y principios, fomentando el esfuerzo personal, la autoestima, el liderazgo, desterrando el facilismo y el “golpe” de suerte.
*Vicealmirante de la República de Bolivia
**Wikipedia