Málaga. Familia Ribera cuestiona y no hay acuerdo con Callaú

Colapso, el edificio Málaga pudo caerse antes. La Fiscalía eximió de culpa a la dueña del edificio que se derrumbó y a su hermana. La hija del calculista al que se responsabiliza cree que no hubo una buena investigación

image Derrumbe. Una parte de los escombros de lo que fue el Málaga aún afectan a dos casas vecinas antiguas (al fondo)



El Deber

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La Fiscalía está a punto de dar por cerrada la investigación del caso Málaga, mientras que la familia del supuesto responsable del derrumbe del edificio, ingeniero Armando Ribera, duda de los resultados de este proceso.

La resolución conclusiva del fiscal Cándido Blanco, basada en informes periciales y un peritaje informático, estableció que el edificio se derrumbó por un “error humano” que se atribuye específicamente al “mal diseño estructural” del ingeniero Armando Ribera. Blanco incluso aclaró que otros profesionales que intervinieron en la obra, como el arquitecto Marcelo Niño de Guzmán y el ingeniero Enrique Alarcón, no tienen responsabilidad, de acuerdo con los resultados de los peritajes.

El fiscal también reveló que la familia Ribera es la única que no ha llegado a ningún acuerdo con la propietaria de la edificación, Paulina Callaú, a diferencia del resto de los familiares de las víctimas que dentro del proceso desistieron de la acusación y llegaron a un arreglo transaccional.

A su vez, la hija del ingeniero Ribera, Maricruz Ribera, que siguió de cerca el intenso trabajo de búsqueda de su padre y las demás víctimas fatales en enero de 2011, lamentó diciendo: “No hemos tenido los peritos o la investigación que debía hacerse, porque eso costaría mucho dinero y no lo tengo yo, ni mi familia… Dios sabrá qué fue realmente lo que pasó, yo creo que los profesionales que estaban allí arriesgaron todo hasta lo último y pagaron con su vida”.

Ribera, que en un inicio evitó hablar del tema argumentando que prefería mantenerse al margen hasta que hubiera un fallo final, cree que hubo una falla geológica, algún movimiento de tierra, bolsas de agua o algo más que ocasionaron el derrumbe de la obra. “No creo que ninguna de las personas que estaban trabajando allí querían que pasara  eso, no creo que mi papá ni los arquitectos se hubieran metido abajo sabiendo que eso se iba a caer”, apuntó.

La joven arquitecta, que ahora trabaja en La Paz, aclaró que su familia nunca intentó pelear ni iniciar un juicio a nadie o pedir alguna indemnización.

El fiscal Blanco consideró que no hubo ningún acuerdo entre la familia Ribera y Callaú porque el peritaje de la Fiscalía General de Sucre determinó de forma clara y contundente que el derrumbe se debió a los problemas en el diseño estructural.

APUNTES

– Sin control. El fiscal Cándido Blanco aseguró que esta investigación ha demostrado que el control de las obras, desde el mismo cálculo estructural, solo es administrativo e impositivo, lo que puede dar paso a más errores en las construcciones. También evidenció que no exigen como requisito un estudio previo del suelo para edificar una obra.

– Vecinos. La defensa de Callaú pedirá que se retiren los escombros que afectan a dos casas vecinas al derrumbe para poder iniciar las refacciones. 

– Arquitectos. La presidenta del Colegio de Arquitectos, Rim Safar, coincide en que fue una falla humana, pero que habría que ver si las leyes eximen del todo al dueño sobre  este hecho.

Colapso, el edificio Málaga pudo caerse antes

Estudios. Las columnas del sótano no aguantaron.

imageEscombros. Así se encuentra el lote de la calle Monseñor Salvatierra donde alguna vez se alzaron los 10 pisos del Málaga

La estructura, las columnas del edificio Málaga, no estaban diseñadas para soportar su peso, aun sin ser habitado. Incluso debió haberse desplomado antes del 24 de enero de 2011. Esa es la conclusión a la que llegan los peritajes técnicos realizados por Miguel Trujillo, un ingeniero civil contratado por la empresa Cicruz, propietaria de la estructura de 10 pisos y por otro solicitado por la Fiscalía y elaborado por el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF).

Se trata de dos estudios que recalcularon la estructura del edificio sobre el diseño realizado por el ingeniero Armando Ribera Jiménez (fallecido en el desplome) y que sirvieron de sustento para que el fiscal Cándido Blanco exculpe a Paulina y Andrea Callaú Jarpa, accionistas de Cicruz que estaban imputadas por homicidio doloso de las 15 personas que fallecieron.

Trujillo evidenció que del quinto piso hasta el nivel del sótano, las columnas no tenían la sección (grosor) ni la armadura (barras de acero) necesarias para soportar el peso de la propia estructura, menos aún el peso proveniente de la ocupación del centro multifamiliar y la influencia de factores externos (fuertes vientos o terremotos).

Por el lado del IDIF, la conclusión fue que había columnas que soportaban hasta tres veces el peso máximo aconsejado y que el edificio de la calle Monseñor Salvatierra debió caerse antes.

“En el proyecto estructural se habría efectuado una baja estimación de las cargas de diseño de las losas. Este déficit se ha traducido en una carga menor en las columnas, déficit que se ha ido acumulando de las columnas de los pisos superiores hasta el nivel de fundaciones propiamente”, dice Trujillo.

Esto, según el informe del IDIF, se tradujo en fisuras en toda la estructura, desde los muros hasta las losas. Según declaraciones de albañiles que trabajaron en el edificio antes de que se desplome, había ‘rajaduras’ en las paredes recién revocadas y el peritaje del IDIF logró comprobar que había fisuras en las vigas, en los empalmes de vigas y columnas, en las losas cerca de las columnas y finalmente en las columnas.

Trujillo explica en su informe, de 91 páginas, que para edificar el Málaga se utilizaron los pilotes (especie de columnas que se entierran para servir de base a las que sostendrán el edificio) del proyecto que quedó inconcluso en 2006. Algo que llamó la atención a Trujillo es que las columnas del Málaga fueron diseñadas para ser construidas de forma excéntrica, es decir, no en el centro de los cabezales de pilote.  El IDIF va más allá y cuestiona la sección de las zapatas y llega a la conclusión que 60 centímetros de profundidad era muy poco para la altura del edificio.

Otro aspecto que llama la atención de Trujillo es que el calculista hace referencia a la norma boliviana del hormigón (CBH87) y a la norma estadounidense (ACI), que no son complementarias, pero, por ejemplo, incluye en la estructura dos columnas cuadradas de 15 centímetros de lado, algo que ninguna de las normas permite, ya que lo mínimo establecido en el reglamento boliviano para columnas de sección cuadrada es de 25 por 25 centímetros. El IDIF corrobora que las especificaciones de Ribera no cumplen con ninguna de las normas.

Otro aspecto observado por Trujillo es que las columnas no tenían la armadura necesaria. El calculista utilizó barras de acero corrugado de hasta 8 milímetros, cuando lo mínimo establecido es de 12 milímetros. Tampoco tenía el espaciamiento de estribos necesario. “En todos los casos se han utilizado estribos de diámetro 6 mm. De acuerdo con la norma CBH87, la distancia máxima entre estribos es igual a 12 veces el diámetro mínimo de las barras longitudinales; otras normas señalan 15 veces el diámetro indicado. Para el caso de las columnas con barras de acero de diámetro de 8mm, el espaciamiento requerido resulta 10 cm (según CBH87) y 12cm según otras normas”, explica Trujillo.

En las especificaciones del Málaga los estribos estaban dispuestos cada 20 centímetros. Esto puede haberle quitado resistencia a las columnas. El IDIF encontró además daños en los estribos de las vigas planas.

Un ‘aviso’ que dio el edificio sobre problemas constructivos, fue el pandeo de una losa mes y medio antes de su desplome. Según el cuaderno de investigación, en ese momento, un albañil le dijo a Ribera que las columnas eran muy delgaditas para resistir, pero el ingeniero le respondió: “No opine, mi hijo”, después de preguntarle si él también era ingeniero.

Cuando Trujillo comenzó a sumar todas las cargas del edificio y las comparó con el peso máximo que podían resistir las columnas del sótano, encontró el motivo del desplome: en lo que iba a ser el parqueo del Málaga había 27 columnas fuera de los muros laterales y 23 de ellas se hallaban por debajo de los requerimientos de resistencia. “De las cuatro columnas que tenían sección suficiente, tres correspondían a las columnas ya existentes del proyecto anterior”, dice Trujillo. El informe del IDIF salva solo una y asegura que las columnas de 15X15 estaban soportando tres veces más peso del que resistían.

Consultado sobre cuál debió ser el grosor mínimo de las columnas, el perito explica que puede haber varias soluciones. Por ejemplo, en las columnas cuadradas de 15 centímetros de lado, armadas con cuatro barras de 12 milímetros, debieron remplazarse por pilares cuadrados de 25 centímetros de lado con ocho barras de acero de 16 milímetros de espesor.

“Las columnas de 15 x15 son las más frágiles de todo el conjunto, motivo por el cual han sido las primeras en presentar roturas”, señala.

El IDIF coincide en este punto y encontró un patrón de desplome que indica que las cargas de las columnas más delgadas se redistribuyeron entre los pilares más cercanos, lo que derivó en que el edificio se desplome sobre su mismo eje, aplastando al calculista, los cuatro encargados de la construcción y 10 obreros que intentaban apuntalarlo.

Entre la certificación y la revisión

La Cámara de la Construcción está trabajando en un proyecto de certificación de edificaciones que plantea poner un sello de garantía a los edificios construidos en la ciudad.

Según explica su presidente, Rolando Shrupp, se trata de un servicio que ofrecerán a las empresas constructoras, que acompañará todas las fases de edificación de una estructura, desde el diseño arquitectónico hasta la conclusión de la obra, pasando por el diseño y cálculo estructural.

Shrupp cree que solo procesos de certificación evitarán que una tragedia como la del Málaga se repita. En la actualidad, esta institución participa de la revisión del Código de Urbanismo y Obras del municipio, que deberá ser aprobado este año. El anterior solo contempla una certificación de afiliación a los colegios de profesionales firmantes en el plano y un emplazamiento correcto en el terreno.

Trujillo, en sus recomendaciones, plantea que los proyectos de ingeniería deberían merecer una revisión sucinta. Señala que esta revisión lleva la décima parte de tiempo que hacer el cálculo estructural, por lo que considera posible realizarla en los municipios.

Informe IDIF

Las columnas, las losas, la estructuración del edificio no están de acuerdo a las normas nacionales e internacionales.

En la zona del ascensor se sobrecargó la estructura con un tanque de agua, debido a que la estructura de las columnas no podían soportar ni siquiera la carga del edificio.

Una gran falencia es que la altura mayor del encepado (zapatas) es de 60 centímetros, insuficiente para la altura del edificio. Por tanto no tienen suficiente rigidez para soportar las cargas normales y de flexión sobre las columnas, produciendo un pandeo como se evidencia al fallar el aplastamiento del hormigón.

El colapso fue debido a la excesiva carga de compresión, además de que el momento de flexión también sobrepasó la máxima carga admisible, de dos a tres veces de su capacidad, en las columnas de 15X15 centímetros.

De la verificación estructural se concluye que todas las columnas hasta el nivel del primer piso fallan por exceso de compresión, que fueron superadas en su capacidad de resistencia. Solo una columna se encontraba adecuada al diseño, el resto debieron fallar antes del nivel que se alcanzó.

Columnas: fallas de aplastamiento del hormigón y pandeo de las barras.

Vigas: tenían rotura de estribos, grietas verticales, rotura y aplastamiento del hormigón.

Uniones de vigas y columnas: presentaban grietas diagonales, fallas de la adherencia del refuerzo de las vigas.

Lozas: tenían grietas alrededor de las columnas.

Muros de hormigón: había grietas diagonales, longitudinales, aplastamiento del hormigón, pandeo de las barras.

Muros de ladrillo: presentaban grietas diagonales, verticales cerca de las columnas.