Una semana después de la victoria de Vladimir Putin en las elecciones presidenciales de Rusia, ensombrecidas por acusaciones de manipulación, miles de personas salieron ayer a la calle para exigir nuevos comicios y reformas, en protestas que terminaron con decenas de detenidos.
La menor magnitud de la multitud comparada con protestas recientes sugiere que el movimiento de oposición ha perdido algún impulso. Los organizadores hablaron de 30 mil participantes y las autoridades de 10 mil en la protesta en Moscú, que transcurrió de forma pacífica, pero rodeada de amplias medidas de seguridad, con unos 2 mil 500 policías vigilando.
Por primera vez, los opositores hablaron en sus discursos de una “Revolución Naranja” al estilo de la de Ucrania (2004) y tacharon a Putin de “dictador”.
La policía detuvo a 25 ultranacionalistas en Moscú; a 60 personas en San Petersburgo, en una marcha no autorizada, y a otras 60 en Nizhni Novgorod.
DPA