Un ateo en apuros

Álvaro Riveros Tejada

riveros_thumb Sólo para los olvidadizos se justifica que no recuerden las palabras de Hugo Chávez un 14 de Julio de 2010, pidiendo revisar el convenio entre el gobierno venezolano con el Vaticano, donde se le daba prioridad a la iglesia católica sobre el resto de las iglesias, afirmando: “…el Papa no es ningún embajador de Cristo en la Tierra” y dirigiendo sus invectivas a los obispos venezolanos les dijo: “Bájense de esa nube cavernícolas” al haber estos expresado su preocupación por el establecimiento de un “Estado socialista” de corte marxista – leninista en el país, al igual que Cuba.

Resulta que ahora, dos años después de tan desaprensivas declaraciones, ese mismo bravucón corre a la Habana en busca del Vicario de Cristo en la tierra, para recibir su bendición y una “prórroga divina” para su condena a muerte decretada por un cáncer terminal.



Su Santidad, el Papa Benedicto XVI habría aceptado la solicitud formulada por el paciente barinés, como respuesta al emisario secreto que el Palacio de Miraflores mandó a México con ese específico objeto, gracias a una feliz idea de sus familiares que han sugerido que la visita papal a Cuba coincida con su tratamiento médico.

Se sabe que el estado crítico en el que se encuentra el micomandante lo ha llevado a echar mano de un espantoso sincretismo que va: desde los callahuayas andinos; los babalawos cubanos; la santería caribeña; los brujos africanos; hasta rematar en la tan atacada fe católica, visitando cuanto santuario venezolano era pasto de sus gratuitas, como arrogantes ofensas: la Virgen de Coromoto, la Virgen del Cobre, el médico santo José Gregorio Hernández y muchos otros más.

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En este desesperado afán por aferrarse a la vida y al poder se sabe también, que no han faltado aquellos indiscretos que le han recordado los agravios inferidos contra las imágenes de santos y vírgenes otrora decapitadas y, en especial, el inútil como absurdo acto de necrofilia practicado con la exhumación de los restos del Libertador que, al decir de la gleba venezolana, habría despertado su curiosa maldición expresada en esa sentencia: “Todo aquel que profane mi tumba tendrá años de sufrimientos y sus seguidores morirán en lotes” (Simón Bolívar).

De concretarse la entrevista entre Chávez con el Sumo Pontífice y adelantándonos a las críticas que dicho encuentro pudiese despertar en los movimientos de oposición de la isla, en especial en las valerosas damas de blanco que Su Santidad ha visto por conveniente no recibir, será preciso recordar la parábola del Buen Pastor que, al encontrar la oveja perdida, dilucida la sabia sentencia cristiana expresada en Lucas 15, 3-7: “Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”. Y de esta manera, quién dice: se decretará el fin de la odisea de un ateo en apuros.