UNIR: en los dos últimos años la curva de conflictividad pasó a niveles preocupantes

CONFLICTIVIDAD UNIR Tras las fiestas de fin de año y el cierre de la gestión pública anual en diciembre de 2011 –mes en el que se produjo una significativa reducción del número de conflictos debido a la tendencia estacional–, el mes de enero de 2012 presentó un aumento considerable del número de conflictos –que llegó 94 casos– con respecto al mes anterior (38% más). Así, el nivel de conflictividad vuelve a ser equiparable al de los meses de octubre y noviembre de 2011.

Por lo general existe una tendencia estacional en relación al número de conflictos, registrándose una cantidad menor de casos en el último y en el primer mes del año, y aumentando a partir de los meses de febrero y marzo. Por ello resulta útil realizar una comparación entre las cifras correspondientes al mes de enero de los últimos años que muestra que, si bien en 2012 se produjo un número menor de conflictos que en enero de 2011, en los dos años hubo un considerable incremento –de más de 400%– en relación a los anteriores, como puede observarse en el gráfico. Esto significa que en los dos últimos años la curva de la conflictividad del país se ha modificado sustancialmente, pasando de un nivel más bien bajo a niveles preocupantes.

Campos de conflicto

Los conflictos institucionales (por problemas de gestión administrativa, cuestionamiento o demanda de reconocimiento de autoridades y cuestiones legales) representan más de la mitad de los casos (52%), seguidos por los conflictos por la reproducción social (38%) –satisfacción de necesidades básicas (alimentación, salud, educación, empleo) y de otras que permitan mejorar la calidad de vida– y por los político culturales (10%) — conflictos ideológico políticos, de valores, creencias e identidad, de género y ambientales. Esta es una situación atípica ya que en Bolivia, como en el resto de América Latina, existe una clara primacía de los conflictos por necesidades básicas que corresponden al campo de la reproducción social.



Después de mucho tiempo, los conflictos económicos no fueron los más numerosos; dentro del campo de reproducción social, además de éstos, destacaron los casos por prestación de servicios públicos y tierra. En el campo institucional, los conflictos más frecuentes fueron por problemas de gestión administrativa, especialmente en instituciones públicas; por leyes y medidas legales; y en cuestionamiento de autoridades. Finalmente, en el campo ideológico político se registraron conflictos por temas relacionados con los enfoques o visiones de gestión de recursos naturales y medio ambiente y por derechos humanos.

Radicalidad y violencia

Los conflictos del primer mes no alcanzaron niveles de radicalidad muy elevados: 82,5% de los casos se mantuvo en las etapas de latencia y manifestación, es decir que sólo se produjeron marchas y concentraciones menores; mientras que en 15,6% se alcanzó un nivel de confrontación. Pese a este bajo nivel de radicalidad, en enero se pudieron observar algunas confrontaciones importantes, como las de Yapacaní. Los enfrentamientos con las fuerzas del orden se incrementaron (6) en relación al mes pasado (2) y se tuvo que lamentar la existencia de al menos 30 heridos y tres muertos. Los conflictos con mayor violencia fueron los surgidos de desavenencias políticas e institucionales y de pugnas entre sectores de la sociedad civil.

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La información con la que se ha elaborado este documento proviene de la base de datos especializada de la Fundación UNIR Bolivia, que funciona desde enero de 2006 y actualmente contiene un registro de más de tres mil casos; es nutrida a través de la revisión de 11 periódicos de alcance nacional y locales (La Razón, La Prensa, El Alteño, Los Tiempos, Opinión, El Deber, El Mundo, Correo del Sur, El Potosí, La Palabra del Beni y La Patria) y de dos redes radiofónicas nacionales (Fides y Erbol). La Fundación UNIR Bolivia espera que el trabajo de análisis de la conflictividad en Bolivia que realiza brinde elementos de información útiles para un mejor tratamiento de los conflictos, de manera de orientarlos hacia la construcción de una sociedad más equitativa, plural y democrática.