Los conflictos se reactivan y multiplican nuevamente según los datos del Observatorio que sostienen de manera conjunta CERES (Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social) y Ciudadanía. Luego de tres meses en los que la cantidad de eventos conflictivos registrados en la prensa se redujo a un promedio algo superior a los 50 mensuales, en el mes de marzo aumentaron nuevamente para colocarse por encima del promedio del año pasado que, como se sabe, marcó un record para los últimos 42 años.
Los 80 conflictos registrados en marzo incluyen eventos agregados que no solamente se prolongaron por varios días, sino que se realizaron simultáneamente en varias ciudades y tuvieron manifestaciones diversas. Un caso es, por ejemplo, el de los médicos, que en protesta por el nuevo trato laboral que se les pretende imponer, realizaron marchas, bloqueos y huelgas a lo largo de varios días. En este registro no se han considerado todos esos eventos por separado, ya que la metodología permite su agregación. De otro modo, la cantidad observada hubiera sido por lo menos un 20% superior.
En lo que hace a otras características, se mantiene la predominancia de eventos de adhesión activa que, de acuerdo al análisis, implican un alto riesgo de violencia. Los conflictos ocurren a través de movilizaciones callejeras, bloqueos y tomas de locales más que de huelgas y paralizaciones, lo que coloca a los protagonistas en contacto directo con la población en general, que los sufre como agresiones a pesar de que no tienen nada que ver ni con las demandas planteadas ni con las soluciones. Más del 87% de los conflictos de marzo han tenido esa característica.
Entre otros aspectos resaltantes de la información se encuentra el hecho de que nuevamente los conflictos tienden a concentrarse en La Paz y son protagonizados fundamentalmente por grupos medios y de los sectores populares urbanos. Los primeros son, en los últimos tiempos, los que mayor cantidad de movilizaciones han protagonizado, por lo que el dato que más llama la atención es la tendencia ascendente de conflictos impulsados por los sectores populares urbanos. Estos representaron alrededor del 7% en octubre del 2011 y han pasado al 31% en marzo del presente año.
Finalmente, en el análisis de los datos se observa que, aunque muchos de los conflictos tienen motivaciones económicas, en general se presentan como demandas de participación social y atención política, poniendo en tensión la promesa de inclusión que ha resaltado continuamente el discurso oficial.
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La información proviene del Observatorio de Conflictos de CERES, que cuenta con el apoyo del centro Ciudadanía, y que lleva registros de prensa desde 1970 a la fecha.