De estrella de cine a monja de clausura

Tras pasar 47 años alejada por completo del mundo del espectáculo, Dolores Hart sorprendió a todos los asistentes a la última entrega de los premios Óscar cuando apareció con su atuendo de monja caminando por la alfombra roja.

Es que su historia es tan sorprendente que ameritaba ser contada en un documental, que fue nominado como el mejor en su género. Y claro que la ahora devenida Madre Superiora de la Abadía de Regina Laudis en Bethelehem, Connecticut, no quiso estar ausente en la presentación de «God is the Bigger Elvis».



La madre Dolores en la alfombra roja Oscar 2012

Dolores Hicks -tal es su verdadero nombre- nació en Chicago en 1938 y fue la única hija del actor Bert Hicks. Sus padres se divorciaron y ella encontró consuelo en su abuelo, empleado de una sala de cine, quien acertadamente la animó a probar suerte en la actuación.

Así fue como su nieta tuvo una meteórica y prolífica carrera que solo duró solo hasta apenas pasados sus 20 años, cuando decidió dejar todo para dedicar el resto de su vida a la religión católica. Para ese entonces, Hart ya se había consagrado en la pantalla grande junto a estrellas como Anthony Quinn, Stephen Boyd, Montgomery Clift, George Hamilton y Robert Wagner.

Su debut fue en el film Loving You (1957) nada menos que de la mano de Elvis Presley, con quien se la vinculó sentimentalmente, a pesar de que ella siempre lo negó. Allí interpretaba -en un papel secundario- a la pretendiente del ‘Rey del rock’. Un año después grabó la película ‘King Creole’, donde hacía de su novia.

Según el documental, el cantante habría invitado a salir a Hart pero ella lo rechazó, ya que eran compañeros de trabajo. No obstante, se la sigue recordando como «la monja que besó a Elvis Presley», al menos frente a las cámaras.

En sus años de juventud, la intérprete hizo pública la relación sentimental que mantuvo con un empresario millonario, con quien estuvo comprometida y a quien dejó días antes de la boda para seguir su vocación religiosa.

En 1961 y en la cima de su carrera profesional, la bella intérprete se encontraba en medio de un rodaje en Roma. Allí pudo conocer al Papa Juan XXIII y dos años después de ese encuentro, con apenas 23 años, decidió abandonar las mieles del éxito y la fortuna para ordenarse como hermana benedictina de la Abadía de Regina Laudis en Bethelehem, Connecticut, de la que actualmente es su Madre Superiora.

Desde que consagró su vida a Dios, el mundo del espectáculo no tuvo más noticias sobre ella hasta que en 2006 decidió regresar a Hollywood pero solo con el fin de recaudar dinero para obras de caridad. Actualmente, es la única monja con derecho a voto en los premios Óscar de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas.

Fuente: www.infobae.com