Gobierno en paro

59338_1_18 Carente de soluciones frente a la peor ola de conflictividad social desde 1971, el gobierno de Evo Morales parece haber optado por la máxima que dice: “Si no puedes con el enemigo, únete a él”.

De esta manera, paradójicamente, el régimen ha decretado un paro general de 48 horas, bajo la figura de un doble feriado para los días 30 de abril y 1º de mayo.

Evidentemente, la medida es una herramienta para tratar de desmovilizar a los movimientos sociales que desafían a la actual administración, una pausa estratégica para la búsqueda de alternativas de un gobierno ahogado por la conflictividad.



Y como no podía ser de otra forma, cuando se trata de un régimen a contrapelo de la historia, los dichos emanados del poder han procurado descalificar la movilización, logrando todo lo contrario.

Es así que Evo Morales ha acusado a los huelguistas de hambre de “estar con sus chicharrones”, consiguiendo, lejos del desánimo de los trabajadores, la imagen de un gobierno insensible que se burla de las medidas desesperadas del pueblo.

Poco o nada queda del proyecto político que años atrás logró seducir o engatusar a buena parte de las organizaciones sociales del país, al punto de llevarlas a convertirse en tropa de choque ante sus contendores democráticos.

Hoy por hoy, esas ex bases sociales son víctimas de la misma represión que anteriormente se cebó en Cochabamba, en La Calancha, en Pando y en el cerco a Santa Cruz.

Pero la última baza del poder cocalero estriba en la fuerza militar, cultivada durante años mediante el prebendalismo más rampante…

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