Auguste Dupin
El evidente deterioro de la salud de Chávez obliga a los hermanos Fidel y Raúl Castro a impulsar un autogolpe en Venezuela, para mantener al chavismo en el poder y asegurar la continuidad del gigantesco flujo de petrodólares.
Para justificar el autogolpe, el G2 cubano está promoviendo un clima de ingobernabilidad en Venezuela, usando como herramientas las invasiones, los saqueos, el desabastecimiento, y el desborde de la criminalidad. A la vez el gobierno venezolano está denunciando una presunta conspiración opositora que involucra a empresarios, políticos, comunicadores y militares; supuestamente vinculada a los Estados Unidos.
El objetivo final de los cubanos es decretar un estado de Excepción, suspender las garantías y postergar indefinidamente las elecciones del 7 de octubre. Seguidamente entregar el poder a una junta de gobierno que sustituya a Chávez, quien dentro de poco estará inhabilitado físicamente para ejercer su cargo.
Ante este escenario, los factores democráticos venezolanos no pueden quedarse de brazos cruzados; deben anticiparse a los acontecimientos y neutralizarlos antes de que se materialicen.
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Hay dos acciones inmediatas que puede y debe ejercer la oposición: la primera es denunciar ante la opinión pública nacional e internacional los planes golpistas del chavismo; y la segunda es promover la creación de una junta médica, que evalúe el estado de salud de Chávez, a fin de determinar su incapacidad para seguir asumiendo el cargo. Con Chávez fuera de la presidencia será más fácil impedir el autogolpe.
Es claro que muchos de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y de los diputados chavistas se resistirán a activar el Artículo 233 de la constitución venezolana, referido a la "falta absoluta" del Primer Mandatario; pero tendrán pocos argumentos para hacerlo. Como bien lo reseña un análisis publicado en El Nuevo Herald, "Chávez se ha convertido en un presidente virtual, pasando 200 de los últimos 340 días hospitalizado o en reposo, y 90 de ellos fuera del país".
A medida que pasan los días, la incapacidad de Chávez para ejercer su cargo quedará aún más evidenciada. Eventos como su ausencia en la Cumbre de las Américas serán cada vez más recurrentes.
Sin embargo, para que la tesis de la "falta absoluta" prospere, la oposición debe exigirla de manera firme y concertada, con la participación de todos los sectores de la oposición. Es una tarea difícil, pero vale la pena intentarla, porque lo que está en juego no es sólo la paz y la democracia en Venezuela, sino en todos los países del ALBA.