Argentina y Bolivia, dos cabalgan solos

«Latin America is not Argentina». Ese ha sido el mensaje que distintos dirigentes iberoamericanos lanzaron días después de la nacionalización parcial de YPF por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Ni Bolivia. Tranquilizar a inversores es el objetivo: ambos países son la excepción que confirman la exitosa regla de la región. Porque Iberoamérica recibe más inversión extranjera que nunca y sus perspectivas económicas se muestran boyantes en un momento de dificultad global. Pero la política no ayuda: la expropiación de la filial boliviana de Red Eléctrica (REE) certifica que en el camino de la inversión hacia el otro lado del océano parecen surgir cada vez más obstáculos. Malos augurios para las empresas, que ven cómo los fantasmas del contagio aumentan.Una situación de cal y arena. Por un lado, el continente se muestra más saludable que nunca. Según un informe publicado la semana pasada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en 2011 la región recibió más inversión extranjera que nunca, con hasta 153.448 millones de dólares, el 10% de la inversión total y que supuso un aumento del 31% respecto al montante de 2010. Con un 40% del total, la Unión Europea es el principal bloque inversor, con España como segundo país con mayor presencia en la zona (14%) detrás de Estados Unidos (18%). Y todo hace indicar que en 2012 se pueden seguir rompiendo récords de inversión, tal y como aseguró la secretaria ejecutiva del organismo Alicia Bárcena. Una previsión que era común entre los inversores españoles. Hasta ahora.Según un informe del Instituto de Empresa (IE Business School), antes de los dos anuncios de expropiación, las empresas españolas tenían pensado mantener sus inversiones en el continente. En los actuales planes de Gobierno para apoyar la internacionalización de las pymes españolas, Iberoamérica parecía un destino propicio para ello. «Las perspectivas son favorables para que se produzca una segunda oleada de empresas españolas, de pymes, que sucedan al desembarco de grandes firmas que ya se produjo hace años», afirma Juan Carlos Martínez Lázaro, experto en Iberoamérica del IE Business School.La buena respuesta del continente a la crisis y sus perspectivas de crecimiento (del 3,6% en la región para 2012 según las previsiones del Banco Mundial) hacen que sea un destino apetecible para las compañías nacionales en un momento en el que se impulsan la internacionalización ante la depresión del consumo interno.Dorado de exportacionesSe impone salir fuera y hasta ahora Europa había sido el gran destino de las compañías nacionales, al concentrar el 64,8% de las exportaciones españolas. Pero ante un 2012 que arrecia en forma de recesión del 0,3% en la eurozona, el Viejo Continente aparece estancado. El salto a los mercados emergentes es el desafío. Y dentro del salto al exterior, Iberoamérica se muestra como la primera parada hacia destinos donde hay crecimiento en un momento de difcultades.«Desde las Cámaras de Comercio hemos alertado sobre el aumento del riesgo país para la inversión exterior y el consiguiente efecto contagio que podría producirse en otros países ante las actuaciones de Argentina y Bolivia», afirma el presidente de las Cámaras de Comercio, Manuel Teruel, que afirma que la situación puede constituir una «amenaza a largo plazo» para las perspectivas de las empresas extranjeras presentes en la región. Y resalta que cualquier violación de los principios básicos de comercio entre empresas y países «puede llevar a consecuencias impredecibles en el futuro para los países que los infrinjan».Este sentimiento no es exclusivo de las compañías nacionales. «Hay preocupación entre los fondos de inversión», reconoce Mario Weitz, consultor del Banco Mundial que apunta a que lo esperable es «una orientación nueva de la inversion española hacia Asia, sin duda la asignatura pendiente».Sin embargo, los expertos coinciden: Iberoamérica continúa siendo un Dorado para las inversión extranjera. Pero hay que diferenciar entre países. Álvaro Iglesias, analista de Cepal, no cree, sin embargo, que lo sucedido vaya a cambiar las tendencias de inversión en la zona y que solo tendrá un impacto en la inversión extranjera en Argentina, «sobre todo si se demora el proceso con Repsol y se recurre al Ciadi, tribunal arbitral del Banco Mundial en el litigio por YPF».De acuerdo a las empresas consultadas por el IE, Argentina, Bolivia, Venezuela y Ecuador son los cuatro países con mayor inseguridad jurídica de la región. Pero el resto del continente se muestra boyante. «Lo normal es encontrar destinos muy atractivos en Iberoamérica y las excepciones son países como Argentina, Venezuela o Bolivia», afirma Martínez Lázaro que apunta a que la expropiación de YPF y Red Eléctrica solo pueden ser analizados en clave de política interna, y no como una tendencia en la región.El informe de inversión extranjera de Cepal confirma la diferencia entre países a la hora de recibir capitales extranjeros. En el crecimiento de la región como gran receptora de inversión, Brasil (con 66.660 millones de dólares), México (con 19.440 millones), Chile (17.299 millones), lideran la lista. Argentina, con 7.243 millones, se encuentra por debajo de economías como Colombia y Perú en recepción de inversiones.«Argentina ha recibido menos inversiones de las que le corresponde por el tamaño de su economía, la mayor parte de empresas extranjeras en el sector servicios han tenido problemas por la política del Gobierno», apunta Iglesias. El país austral recibió menos inversión extranjera durante el año pasado que otras economías más pequeñas como Chile o Perú.Esto motiva que, ante la situación en Argentina o Bolivia. desde hace tiempo haya inversores que se dirijan hacia países con mejores perspectivas y un clima más abierto a los negocios con empresas extranjeras como Brasil, México, Chile, Colombia o Perú. «Estos países pueden incluso beneficiarse de lo que ha ocurrido: creo que la inversión se va a focalizar en estas cinco economías al garantizar plenamente la seguridad jurídica de las empresas tras las noticias sobre Repsol y Red Eléctrica», apunta Weitz.Debido a la buena salud de la región, Iglesias cree que ambas nacionalizaciones tendrán un efecto «limitado» sobre la inversión extranjera en la región. «No creo que vaya a haber un cambio a la hora de invertir en Iberoamérica por estos sucesos», coincide Martínez Lázaro. «Salvo estos episodios recientes, Iberoamérica ha sido vista como un destino muy atractivo para la inversión», afirma Iglesias y recuerda que las inversiones españoles en la zona han aumentado un 11% en el último año.El otro efecto colateral de la política de países como Argentina o Ecuador puede ser el aumento de la presencia de China como gran inversor creciente del continente, ante la retirada de firmas nacionales, sobre todo al darse en sectores como el energético o el de hidrocarburos donde el gigante asiático es especialmente voraz.La paradoja es clara: en un momento en el que Iberoamérica se muestra a las empresas españolas como el mejor escenario para invertir, la incertidumbre se cierne sobre la región. Con una Europa estancada, la mirada de las compañías se orienta hacia Iberoamérica. Aún con las boyantes perspectivas de la zona, las expropiaciones de Argentina y Bolivia no ayudan al desembarco de empresas. Y la región no parece dispuesta a perder el tren de la inversión.ABC – Madrid