Pumas, UTOP y PAC a bordo de motocicletas se apiñaban al mediodía de hoy en la Plaza Murillo, con el objetivo de impedir el acercamiento de las protestas populares hasta el Palacio de Gobierno.
El empuje de la marcha de la Central Obrera Boliviana estuvo a punto de romper el cerco policial, llegando a escasos metros del bunker presidencial, al borde de materializar y hacer proféticas las palabras de Filemón Escóbar: “Evo, la COB te va a botar del Palacio”.
Durante sus primeros años de gestión, Morales se las ingenió para mantener los conflictos sociales lejos de la sede de gobierno, redirigiendo los enfrentamientos hacia regiones alejadas, en el oriente y sur del país (en rigor, esta política fue iniciada por el ex presidente Carlos Mesa, pero se profundizó notablemente en la era evista).
Pero ahora, la conflictividad parece haberse reinstalado en su espacio “natural”, si se tiene en cuenta el sistema centralista aún imperante en el país, donde las decisiones siguen emanando del edificio que se encuentra frente a la Plaza Murillo.
Ya la marcha indígena del 2011 había dibujado un primer escenario de este fenómeno, repetido meses atrás con las manifestaciones de los discapacitados. Lo más probable es que esto vuelva a reeditarse en mayor escala una y otra vez, como en todo proceso de acumulación de fuerzas.
El arco social movilizado en protesta contra los abusos de la burocracia masista va desde los mineros hasta los médicos, pasando por los estudiantes universitarios y los maestros, indígenas de tierras bajas y altas, todos dispuestos a congregarse frente al núcleo físico del poder para luchar por sus demandas.
La batalla se desarrolla ahora a las puertas del Palacio. Malas noticias para el proyecto cocalero-autoritario…