Callan en Uruguay a Alejandro Melgar, detenido por caso Rózsa

Hay un hombre en la cárcel central de Montevideo que quiere hablar, pero él dice que no lo dejan, se trata de Alejandro Melgar, pieza clave de la pesquisa del supuesto grupo terrorista de Rózsa.

Johnny F. Melgar Castedo | Padre de Alejandro Melgar: «A Alejandro lo ‘blindaron’ para que no hable»

image Uniformados. La Policía uruguaya custodia el recinto policial donde también está instalada la Cárcel Central, en la que permanece detenido Alejandro Melgar



Callan en Uruguay al detenido por caso Rózsa

Exclusivo. Alejandro Melgar, pieza clave de la pesquisa del supuesto grupo terrorista, aceptó hablar con EL DEBER en Montevideo. Sin embargo, el periodista enviado terminó indagado por la Policía uruguaya.

Roberto Navia G. Montevideo, El Deber

Hay un hombre en la cárcel central de Montevideo que quiere hablar, pero él dice que no lo dejan. Ese hombre preso es Alejandro Melgar, el cruceño de 43 años de edad que fue detenido por la Interpol el 24 de abril en el Aeropuerto Internacional de Carrasco de la capital uruguaya, cuando pretendía viajar a Brasilia. En esta historia hay alguien que impide que Melgar dé declaraciones a la prensa y que responda a un cuestionario de 32 preguntas formuladas por EL DEBER sobre su participación o no en un supuesto caso de terrorismo en Bolivia.

Melgar, que nació en Bolivia y que por ser hijo de madre uruguaya es ciudadano legal de este país, es el preso más famoso del piso número cuatro de la céntrica cárcel de la calle San José. Para la justicia boliviana, Melgar es el hombre clave en el caso de Eduardo Rózsa, al que un grupo de Inteligencia estatal dio muerte en Santa Cruz en abril de 2009, bajo el argumento de que era la cabeza de un plan para matar al presidente Evo Morales.

Para la justicia uruguaya, es el hombre en cuyo expediente hay un papel donde está escrito el día en que puede quedar libre si es que la Cancillería boliviana no pide oficialmente su extradición. En ese papel está escrito: 2 de junio del 2012. Lo que pasa, ha dicho el jurista de turno del pasado viernes, es que Bolivia tiene 40 días para tramitar el proceso contemplado en el artículo 29 del tratado bilateral entre los países del Mercosur.

Pero ahora la boca de Melgar tiene un ‘candado’ para que no hable y él está celosamente vigilado por  los guardias de la cárcel central y la explicación para que no dé entrevistas es una pelota que rebota en tres escenarios: la Policía dice que Alejandro ha pedido que ningún periodista lo moleste, su abogado, Carlos Abdala, ha ‘desaparecido’, pese a que tenía una entrevista pactada que fue tramitada desde Santa Cruz. Por su parte, Alejandro Melgar ha hecho saber a este medio que quiere responder a varias preguntas, pero que los policías no se lo permiten, y su padre, Johnny Melgar, ha declarado en Bolivia que su hijo se encuentra secuestrado en el centro penitenciario.

Pese a ello, hablé y almorcé con Alejandro durante 15 minutos en el patio de visitas de la cárcel. La conversación ocurrió el pasado jueves, cerca del mediodía. Ingresé como visita y el guardia hizo que dejara en portería los dos teléfonos celulares que portaba y una grabadora digital. Solo pude meter un ejemplar del periódico EL DEBER del martes 1 de mayo y mi libreta de apuntes.

Nunca antes había visto a Melgar en persona y lo reconocí por su cabeza rapada de las últimas fotos difundidas tras su detención del 24 de abril. Lo encontré.

“Dame unos minutos. Estoy almorzando”, me dijo. Alejandro estaba con un plato en la mano y acompañado por dos mujeres y un varón. Una era su madre y la otra su esposa. Me senté en una silla y al poco tiempo Melgar me pasó un plato con un pedazo de carne y arroz con queso.

Después Alejandro se levantó. Llevaba puesta una sudadera a rayas y me dijo que lo siguiera. Me llevó hacia el patio del penal. Nos sentamos en una banqueta. El patio no tiene techo y el sol tímido de mayo apenas calienta. “¿Por qué querés entrevistarme?” Le expliqué: queremos saber qué tiene que decir el acusado de financiar a Rózsa.

Aceptó la entrevista pero escrita. “Así puedo pensar mejor”, me dijo, porque aún estaba con la cabeza ‘achulupada’ por su detención. “En todo caso, lo que más importa son las respuestas que las preguntas”, dijo y deslizó una sonrisa.  Insistió en que su verdad es reiterar que es inocente de las acusaciones de terrorismo.

Me pidió que las preguntas se las hiciera llegar por la tarde. A las 17:00 dejé un sobre abierto a su nombre y en dos páginas 32 preguntas, mi nombre y mi teléfono celular de Montevideo. Al dejar la cárcel lo llamé por teléfono y me dijo que cuando tuviera las respuestas me llamaría y que deseaba verme de nuevo. Esa noche un agente policial me llamó para pedirme mis datos personales, a qué me dedico y que fuera a la cárcel al día siguiente.

A las 9:00 del jueves, el subcomisario de guardia, que se negó a dar su nombre, dijo que no le entregaron el sobre a Melgar porque él no quiere dar entrevistas a la prensa y que por tal motivo no insistiera.

A las 17:00 (hora en la que se puede llamar a los presos del cuarto piso) hablé con Melgar y me habló en clave, me dijo que “al muchacho lo han castigado por haberse portado mal”, que lo han hecho dar varias vueltas por el patio y que los minutos que habló conmigo en la mañana “fueron de oro”. Le dije que estaba dispuesto a insistir y él contestó que también deseaba la entrevista y que pensaría en una forma para que le lleguen las ‘manzanas’ (las preguntas) hasta sus manos porque deseaba comerlas.

La Policía uruguaya, que me ha hecho notar que sabe todo sobre mí, cuándo llegué, y a qué me dedico, dice que el que no quiere hablar es Melgar y que prueba de ello es que existe un papel escrito con su puño y letra en el que pide no tener contacto con la prensa. Pedí que se me mostrara el papel, y un policía malhumorado solo me permitió leer el último párrafo de una carilla en la que dice: “Me niego a ser entrevistado”. El uniformado adelantó que ese documento lo van a pasar al juez para que tengan a Melgar aislado de los periodistas.

Al abogado de Melgar, Carlos Abdala, como no contesta su teléfono, no se le puede consultar sobre si sabe algo de que exista una prohibición de la Policía, o de otros actores, para evitar que hable su defendido, o si se trata de una estrategia decorosa de Alejandro para esquivar la entrevista o un consejo del mismo Abdala para que su defendido se mantenga en silencio.

José Pedro Izquierdo, director de la Dirección General de Lucha Contra el Crimen Organizado e Interpol, dependiente del Ministerio del Interior, aclaró que Melgar solo es un detenido administrativo, lo que quiere decir que su arresto no figurará como un antecedente penal y que tiene la facultad de hablar con quien quiera porque se trata de un derecho universal.

Izquierdo dijo que el detenido vive en Uruguay desde el año 2010 en el quinto piso de un edificio ubicado en la calle Francisco Vidal de la zona de Pocitos (zona residencial, tipo Equipetrol de Santa Cruz) y que no puede revelar la dirección exacta por razones de investigación.  También dijo que Melgar tiene pasaporte uruguayo expedido el 19 de marzo de 2010 donde registra que vive en el departamento de Flores y ciudad de Trinidad, a 188 km de Montevideo.

Según cuenta en el expediente de la Interpol, Melgar no se dedicaba a pasear en Montevideo, sino que desde esta ciudad manejaba una oficina jurídica que tiene en Bolivia y que viajaba a Brasilia por negocios, para vender tierras, porque en Santa Cruz cuenta con campos de cultivo.

José Luis González, abogado penalista de Montevideo, ha dado luces sobre la libertad de expresión que tiene un detenido y ha dicho que como en el caso de Melgar, que solo tiene detención administrativa, y sobre el cual no pesa ninguna condena, se mantienen intactos sus derechos y solo se le restringe la libertad ambulatoria, no así el derecho a hablar.

Sobre el detenido

– Perfil. Alejandro Melgar Pereira nació en Bolivia el 4 de septiembre de 1969. También tiene ciudadanía uruguaya. Es abogado de profesión. Está casado y tiene dos hijos.

– Acusación. Supuesto delito de terrorismo. Atentado del 16/04/2009 en casa del cardenal Julio Terrazas. Cuando se destapó el caso Rózsa, Melgar se encontraba en Argentina.

– Residencia. En Uruguay reside desde hace dos años y vivía, según la Interpol, en la zona de Pocitos, una de las zonas residenciales de Montevideo. Se desconoce la casa exacta.

– Prensa. Periodistas uruguayos ven llamativa la conducta de la Policía de la cárcel que cerró el paso a la entrevista con Melgar. Ese es el caso de reporteros del diario El Observador.

Artículos. Fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Carrasco cuando pretendía viajar a Brasilia. Se le incautó un teléfono celular, un iPod, una PC portátil.

El almuerzo con Melgar y un mal rato con la Policía

Un presunto policía me llamó a mi teléfono celular para preguntarme si yo era de nacionalidad húngara y que fuera al día siguiente a explicar al director de la cárcel central de Montevideo (ciudad en la que me encuentro) respecto al sobre con 32 preguntas que había dejado horas antes en ese centro de reclusión para que se lo entregaran a Alejandro Melgar. La llamada ocurrió aproximadamente a las 20:00 del jueves pasado y el agente me pidió el número de mi cédula de identidad, me preguntó a qué me dedico, qué relación tengo con Melgar y dijo que el sobre no había sido subido a la celda del destinatario.

Antes, al mediodía de aquel jueves, había hablado personalmente con Melgar y él se había comprometido a aceptar una entrevista para EL DEBER y que las respuestas las iba a escribir amparado en la tranquilidad de su celda. Cuando entré en la cárcel, Alejandro comía y charlaba con sus familiares. Su mesa estaba en el medio de la sala, a los costados otra gente también almorzaba y hablaba al mismo tiempo, como para aprovechar la hora y media de visita que va desde las 11:30 hasta las 13:00 en el penal.

Un murmullo y varias conversaciones juntas. A un costado, una pecera con animalitos de colores encendidos daban vida a ese ambiente lleno de policías con caras rudas y con presos de ojos esquivos. En otra pared un cuadro de pintura gigante: árboles a los costados y un sendero con hojas en el piso.

El contacto con Melgar comenzó en Santa Cruz el sábado 28 de abril, a través de su padre, que proporcionó los teléfonos del abogado defensor Carlos Abdala y del número de la cárcel en Montevideo. Les hablé a ambos antes de emprender el viaje. El primero me dijo que esperaba con gusto para una entrevista y el segundo que si su abogado lo permitía, iba a hablar.

Pero el abogado, tras mi arribo, desconectó su teléfono y faltó a su palabra. Melgar, por el contrario, me dijo que estaba pendiente de mi llegada y dispuesto a decir su verdad.

El viernes 4, a las 9:00, acudí a la cárcel central y la portera registró mis datos personales. Luego me llevó ante el subcomisario de guardia que me dijo que no podrían entregar el sobre a Melgar porque el preso no está de acuerdo. Le insistí en que Alejandro está de acuerdo y que incluso ayer me había invitado un plato de comida. El policía me dijo que me estuvieron observando y que Melgar había compartido su alimento porque no le gusta comer mientras lo observan.

Allí me informaron de que el sobre con 32 preguntas que dejé para Melgar quedó en manos de la Policía, en la planta baja donde está la portería y las oficinas de la cúpula institucional de la cárcel central, lejos del cuarto piso donde Alejandro Melgar tiene su celda y donde se había comprometido a responder sobre las dudas en torno al caso Rózsa.

En Bolivia, la responsable de comunicación de la Cancillería, Consuelo Ponce, dijo que esa cartera de Gobierno desconoce tales procedimientos y que el Gobierno boliviano no ha solicitado a la justicia uruguaya ninguna restricción especial con Melgar. Aclaró que el papel de Cancillería es remitir el trámite de extradición a la República Oriental del Uruguay y nada más. Pidió que se hable con el Ministerio de Gobierno, pero en esa repartición nadie contestó.

EXTRADICIÖN

– Art. 2 del Tratado de Extradición del Mercosur. Delitos que dan lugar al proceso: 1) darán lugar a la extradición los hechos tipificados como delito por las leyes del Estado parte requirente y del Estado parte requerido, con una pena privativa de libertad cuya duración máxima no sea inferior a dos años.

– Art. 5. Delitos políticos. 1) no se concederá la extradición por delitos que el Estado parte requerido considere políticos o conexos con delitos de esta naturaleza. La mera invocación de un fin o motivo político no implicará que este deba necesariamente calificarse como tal.

– Art. 11. Denegación facultativa de extradición. La nacionalidad de la persona reclamada no podrá ser invocada para denegar la extradición, salvo que una disposición constitucional establezca lo contrario. El Estado parte que deniegue la extradición deberá juzgar a la persona reclamada y mantener informado al otro.

Johnny F. Melgar Castedo | Padre de Alejandro Melgar: «A Alejandro lo ‘blindaron’ para que no hable»

Considera que Interpol de Uruguay secuestró a su hijo del aeropuerto de Carrasco en Montevideo. Mantiene la postura de que Alejandro es inocente del caso Rózsa y que hay cómo demostrarlo. No cree que la extradición de su hijo prospere. Dice que su familia es vigilada.

imageIncomunicado. Melgar asegura que no habla con su hijo detenido en Montevideo porque cree que su teléfono está pinchado

Ruy G. D’Alencar Delgado, El Deber 

-¿Es legal que le impidan hablar a Alejandro Melgar mientras está detenido en Uruguay?

– Es legal, porque él está bajo jurisdicción administrativa. Antes de su viaje a Montevideo, yo le dije al reportero de EL DEBER que iba a poder entrar como pariente de Alejandro. En Uruguay no se puede jugar ni con la Policía, ni con los jueces ni con la ley. Pero tampoco pueden exagerar. La prensa es libre de investigar…

– Pero en Bolivia, por ejemplo, en el caso del exgobernador de Pando Leopoldo Fernández se reclamó porque una vez que entró a prisión no lo dejaron hablar con la prensa…

– Pero es que en este caso hay un requerimiento especial de Bolivia. Le dijeron a la Policía uruguaya que Alejandro es un terrorista y estos, al aprehenderlo, pensaron que habían agarrado al ‘Chacal’. ¿Cuántas veces en Uruguay hay un caso así? Allá Alejandro no se estaba escondiendo. Si él hubiese tenido algún temor no se habría quedado ahí para que lo agarren.

– ¿No es grave que no lo dejen hablar?

– Lo grave es que le manipulan la computadora. Cuando la Policía uruguaya vio las fotos sobre el caso Rózsa que tenía Alejandro en su máquina, se escandalizaron. Él tenía pues esas fotos, como las tenemos todos. Él pues está viendo su caso…

– Según usted, quien pudo haber movilizado la captura de Alejandro con una nota de Cancillería es el Gobierno boliviano, ¿correcto?

– Seguramente ya lo estaban siguiendo. Alejandro va, se expone y lo agarran. ¿Pero por qué se expone? Porque en Uruguay antes nunca tuvo problemas.

– La otra duda. ¿Cuál es la situación legal de Alejandro ahora que no se le permite hablar desde la prisión?

– Judicialmente, Alejandro está ‘blindado’ en Uruguay y creo que eso pudo arreglarse desde Bolivia. Por eso, seguramente, no puede hablar. Porque ni siquiera está arrestado, él está bajo la figura de detención administrativa. ¿Por qué está así? Porque está esperando que un juez lo atienda. Hasta ahora no ha habido ninguna audiencia cautelar. Solo hubo entrevistas e interrogatorios para que declare qué estaba haciendo en Uruguay. Nada referido al caso de Bolivia. Ahora le pidieron radicatoria y eso no corresponde porque él es ciudadano uruguayo y tiene casa allá. Ellos, los de Interpol, sabían dónde vivía Alejandro. Imposible que no lo supieran. Ahora, yo no puedo decir dónde porque perjudico a la familia. Aquí me aparece una montonera de periodistas y a mi familia no le gusta, pero yo no le tengo miedo a la prensa. Esto molesta. Ahora al hijo de Alejandro en el colegio le dicen que su padre es terrorista. Por eso voy a pedir una indemnización al Estado boliviano…

– El hecho de que intercepten allá a la prensa boliviana hace pensar que hay alguien que está haciendo seguimiento…

– Sí, es un tema difícil. Pero no me gustaría hablar así del tema. Seguramente allá argumentarán que tiene que ver con razones de seguridad de Estado, porque un juez prohibió o la Policía. En todas partes del mundo hay policías hábiles para hacer seguimiento…

– ¿Entonces, hacen o no seguimiento policial a los miembros de su familia en Uruguay?

– De la Policía uruguaya lo dudo. Ahora no sé si los de acá o la gente de la embajada boliviana en Uruguay, no lo sé.

– ¿Y a usted?

– Es posible. Cuando tenía mi oficina en el edificio Oriente descubrí que había un tipo que me vigilaba, capaz que fuera un ‘paco’, pero yo lo ahuyenté amenazándolo.

– ¿Entonces, usted, que es abogado y que conoce la ley, actuó de forma correcta Interpol Uruguay?

– Los uruguayos han cometido varios errores…

– ¿Qué errores han cometido?

Por ejemplo, ¿cómo le van a incautar su computadora? No pueden abrirla. Eso está prohibido y está en la Constitución uruguaya… Fue un abuso. Mirá la Constitución uruguaya, porque la CPE boliviana para qué la voy a repetir, Alejandro está allá. Mirá lo que dice aquí respecto al cargo de rebeldía, porque dicen que a mi hijo lo declararon rebelde y que estaba prófugo. ¿Cómo va a ser declarado rebelde y prófugo si Alejandro tenía domicilio real señalado? La Constitución uruguaya dice: “Queda igualmente vedado el juicio criminal en rebeldía. Artículo 21 de la Constitución uruguaya dice de lo que yo estaba hablando. Y de lo que estaba hablando yo, de sus pertenencias, mirá lo que dice la ley uruguaya en su artículo 28. Porque cualquiera le puede meter cualquier cosa una vez abierta su computadora. Ellos, los policías de Interpol, tenían que haber precintado la máquina con un fiscal, hacer un peritaje, todo. No ve que hicieron todo un escándalo. A Alejandro lo secuestraron del aeropuerto en Uruguay con una simple notita vieja de la Cancillería boliviana.

– ¿Usted habla con él?

– Alejandro no quiere. Es que yo me desboco. Están pinchados mis teléfonos, nos vienen siguiendo. Yo los insulto cuando hablo por teléfono porque sé que me están escuchando. “Maricones, maleantes, me las van a pagar”, les digo.

Ex líder regional

Perfil

Abogado con maestría en Derecho Constitucional y Autonomías, Universidad Andina (2008). Johnny Frank Melgar fue dirigente regional y titular de la Cooperativa de Teléfonos Automáticos Santa Cruz (Cotas). En el libro Las logias en Santa Cruz, el autor, Reymi Ferreira, afirma que Melgar es miembro de una logia cruceña. Es asesor jurídico experto en leyes uruguayas.