El líder del Movimiento y exalcalde de La Paz critica al MAS y a los líderes del proceso de cambio, Evo Morales y Alvaro García. Del Granado dice que han distorsionado su misión revolucionaria y hoy están ocupados en mantener la gobernabilidad.
La entrevista a Juan del Granado forma parte de la edición número 12 de la revista Oxígeno. Y hoy, el periódico digital Oxígeno la publica.
La Paz, mayo (Oxígeno).- Domingo, 10.00. Juan del Granado, el líder del Movimiento Sin Miedo, recibe en su domicilio a la revista Oxígeno para hablar de coyuntura y perspectiva política. En una amplia charla pinta su relación con su ex aliado, el Presidente y su compadre, con quien alguna vez jugó paleta. Es mañana tiene previsto jugar, pero ya no con socios políticos.
Quien fuera alcalde de La Paz por dos gestiones consecutivas, critica al Movimiento Al Socialismo y a los líderes del proceso de cambio, Evo Morales y Alvaro García Linera. Para Juan del Granado, el partido de gobierno ha distorsionado su misión revolucionario y hoy está ocupado en mantener la gobernabilidad.
¿Cuál es su lectura de la coyuntura política del país, afectada por la alta conflictividad?
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Nos preocupa el estado del país; la conflictividad se ha agravado. El país pierde y el gobierno es el único responsable por la mala gestión, porque no tiene la ductilidad, la inteligencia la oportunidad, ni la capacidad para resolverlos.
Sin embargo, esta conflictividad se sitúa en un horizonte de largo plazo, de mayor profundidad y estructural. Se debe a la desarticulación de la gran mayoría de los componentes que encarnaban la gran esperanza de cambios en el país, desde el 2006.
Si no lo comprendemos caeremos en visiones facilonas y perversas, como ciertos personeros del gobierno. Por ejemplo, el Vicepresidente y el Ministro de Gobierno minimizan los conflictos sociales, dicen que son normales. Los califican de tensiones creativas de la revolución (suelta una carcajada). Muestran actitudes esquizoides.
¿A qué se refiere?
Que se trata de actitudes de gente esquizofrénica, que no ve la realidad. El ministro Romero dijo que los conflictos no le afectan, se van a agotar y que no está en peligro la gobernabilidad. Nos preocupa el extravío definitivo del proceso de acumulación histórica de transformación.
El país tuvo tres momentos de insurgencia que abrieron un horizonte colectivo de transformación: El primero fue en 1952, con la revolución nacional; el de 1982, de menor dimensión, pero con mucha significancia, cuando se recuperó la democracia, y, por último, el 2006 cuando se generó una insurgencia, se conformó un bloque histórico, con una mayoría de los componentes sociales que planteaban agendas de cambio.
Al cabo de seis años, un cortísimo tiempo histórico, los componentes de la insurgencia indígena, popular, nacional, clase media, urbana, intelectual e incluso empresarial, se han perdido. En cambio, tenemos conflictos con un largo etcétera. Los amigos del MAS se redujeron a mantener la gobernabilidad y la estabilidad, cuando el desafío histórico no era ni es la gobernabilidad o la estabilidad. El gran objetivo es generar las condiciones para los grandes consensos políticos e ideológicos para las grandes tareas de la transformación. El MAS ha empequeñecido el proyecto.
¿Qué es lo que se ha empequeñecido?
Esto es una especie de operación bonsái, se ha caricaturizado. El gobierno, Evo Morales y Álvaro García Linera están ocupados en mantener la gobernabilidad.
¿Ideológicamente dónde se ubica el razonamiento del conflicto para el proceso de cambio?
Es un taparrabos discursivo frente al vaciamiento de los contenidos. Hoy tenemos una base gubernamental asentada en sectores de comerciantes, cooperativistas mineros, cocaleros, pequeños grupos empresariales, que hacen buenos negocios con el gobierno y una base rural especialmente occidental que aún cree en la simbología que física y étnicamente representa el Presidente. Tenemos una nueva élite y de poder, donde hay contrabandistas, sin la perspectiva de transformación. La construcción de lo plurinacional y la autonomías han sido abandonadas. Esto es un taparrabos que pretende ocultar las impudicias de un gobierno que, en sus desvaríos, empieza a manejar una visión monárquica.
¿Por qué sostiene aquello?
Hace poco, con motivo del sexto año, García Linera dijo que Evo Morales es el proceso y que el proceso es Evo Morales. Es una copia de lo que dijo Luis XIV, quien dijo “El Estado soy yo”, refleja la visión antidemocrática, contraria a la visión diversa y plural de los bolivianos. Hay una línea estalinista que define eso de quien no está con el gobierno está contra el gobierno.
¿Evo Morales es estalinista?
El Gobierno tiene una visión neoestalinista, autoritaria, intolerante que viene supuestamente desde la izquierda; además, expresa conductas facistoides, te mete micrófonos, grabadoras, te invaden la privacidad. El Estado te liquida las libertades, la personalidad individual.
Estoy viajando mucho por el país y percibo que hay una gran decepción que se refleja en una masiva deserción de lo que fue una masiva militancia en el proceso de transformación. Entonces, hay un doble desafío: hay que construir un renovado instrumento político que reestructure los componentes sociales programáticos del proceso de transformación, para impedir que la actual conducción continúe más allá del 2014 en términos constitucionales. Y para impedir que esos errores allanen el retorno de los sectores conservadores, que despilfarraron 20 años de acumulación democrática. La gente me dice que estamos peor que antes; no creo que estemos peor que antes, pero así de grande es el tamaño de la frustración, la traición.
¿A quién ha traicionado el MAS?
Al país en su conjunto. Es probable que mañana o pasado, la gente diga que antes estábamos mejor y eso sería muy peligroso.
Se ha referido a la gente decepcionada, pero no al movimiento campesino, la fortaleza del Presidente en el área rural
Queda claro que el bloque indígena, nacional, popular se ha desestructurado. Hay tres hitos de esa fractura: el primero no fue muy visible al inicio, la fractura política de abril del 2010, con motivo de las elecciones, con esa visión uniquista, el MAS quería coparse todos los municipios y quería eliminar a otros aliados.
¿A quiénes intentó anular?
Escondió a dirigentes que venían de los sectores sociales y que aspiraban a ser los legítimos candidatos en las municipales. Los marginaron. Con nosotros, hubo la factura. El 2009, con el MSM, Morales obtuvo 64% de apoyo; el 2010, a los cuatro meses, el MAS sacó 40% y el MSM sacó 14% y si sumas ahí está el 64%, para ponerlo de manera simplista. La segunda fractura fue económica, con el gasolinazo; en enero del 2011, el gobierno se mostró como antipopular y neoliberal. Hasta esa fecha, el país había recibido al menos 15 mil millones de dólares extras, pero no había podido avanzar un milímetro en la transformación productiva, en el cambio del modelo primario exportador. Otra vez, con el problema del déficit fiscal.
La tercera fue indígena: la visión desarrollista de ese capitalismo populista burocrático, que plantea el desarrollismo a como dé lugar y que confronta a los indígenas. El Gobierno evidencia su contenido estrictamente campesino-cocalero expansionista respecto a las fronteras agrícolas.
Te darás cuenta que estas fracturas determinan la masiva deserción. Hoy, sin duda hay una base rural-campesina, que aún tiene una visión encandilada sobre el mito que representa el Presidente, pero las condiciones de vida de los campesinos, en el occidente, no han cambiado.
Usted dice que la derecha conservadora puede volver. ¿Mediante quiénes si son cadáveres insepultos?
Varios sectores que malograron la recuperación democrática son parte del gobierno. El MAS ha desplegado acciones antidemocráticas y golpistas con elementos del MNR. Un dirigente del MNR está gobernando Beni; el MAS ha cooptado a fuerzas fascistas, a la Unión Juvenil Cruceñista. Sectores empresariales se plegaron coyunturalmente al gobierno para hacer negocios millonarios, son altamente conservadores, con la visión extrema de capitalismo extractivista.
¿Está diciendo que la derecha puede volver al poder mediante el MAS?
Esa es una posibilidad, el MAS sufre un proceso de transformismo. El intelectual Luis Tapia afirma que el MAS ya llevó a cabo o está desplegando un proceso de transformismo en términos ideológicos y políticos. Pasa a ser un instrumento de derecha, en todos los planos: el económico, ideológico y social, pero con la simbología indígena, con el discursillo de la transformación de la izquierda.
Ahora, la derecha, la que no cree en el cambio, cree que se debe volver al pasado, ve la oportunidad de recuperar posiciones. No es casual la refundación de la estructura que condujo Manfred Reyes Villa, los federalistas.
En el escenario político, ¿cómo ubica al MSM frente al MAS?¿Es opositor al MAS?
Definitivamente sí, aunque algunos sociólogos nos identifican como un partido rival, dejando el término opositor a los conservadores que se oponen no sólo al MAS sino también a la transformación. Somos rivales, porque somos la opción para conducir un verdadero proceso de transformación.
Al margen de la diferencia ideológica, Ud. sabe que en la concepción política se distingue a oficialistas y opositores
¿Ud se opone al gobierno de Morales?
Definitivamente sí, pero no somos contrarios a la transformación. Algún colega suyo me dijo que somos jefe de la oposición, eso es falso. Estamos absolutamente opuestos a la conducción gubernamental, populista, prebendalista y antiindígena. Evo Morales malogró el proceso. Entonces, el desafío es reconstituir la acumulación histórica, por ello el MSM se ha fijado cuatro tareas: Uno, reconstituir la visión del país que queremos. Tú sabes que Álvaro García nos hablaba de capitalismo andino y luego de socialismo comunitario; al cabo de cinco años, no sabes qué tipo de país quieren constituir. La primera tarea es la construcción ideológica
¿Qué tipo de país cree que tenemos?
Esto es una chapucería, no hay ningún tipo de país. La segunda tarea es la construcción programática, propuestas para las grandes soluciones. Tercera tarea: tenemos que construir un verdadero partido, uno abierto a la comunidad, que no se coma a las organizaciones ni que sea rehén de las organizaciones.
El Presidente le ha dicho entrista y que su partido conspira. ¿Cómo ve a su compadre, a Evo?
Parece que al Presidente le pasan frases, adjetivos sin la debida información. Cuando el MAS rompió el MSM, con el fin de tomar la alcaldía, Morales nos acusó de ser entristas, un término utilizado por los trotskistas que ingresaron al MNR para apoderarse del MNR. Nunca quisimos entrar al MAS; yo rechacé cinco o seis veces la invitación de Morales.
Ahora, ¿cómo es su relación con el Presidente?
No, no hay ninguna. La relación la cortó él con ese tipo de adjetivos, esas acciones, los seis juicios que tengo, los juicios contra el alcalde Revilla, con la acción de los fiscales. No hay ninguna relación.
¿Qué opinión tiene de la persona Evo Morales?
No me gusta dar opiniones, porque afectan a la persona. Prefiero hacer la valoración política.
Hay quienes piensan que usted es funcional a Evo Morales y que esconde una estrategia para favorecerlo
Recordemos esta frase: Que no se queden los que están, pero que no vuelvan los que estuvieron. Es previsible que nos sometamos a esta presión. García Linera nos acusa de ser de la derecha, de que fui diputado del MNR y de Goni, (suelta una carcajada) cuando él sabe que el diputado del MBL, Juan del Granado, le sacó de la cárcel. Le protegí cuando fue víctima de violación de sus derechos humanos. Por otro lado, los conservadores nos dicen que somos funcionales al MAS. Esas apreciaciones verifican lo correcto, logramos mayor adhesión, aunque no en los términos que quisiéramos; colocamos en el imaginario colectivo, que el MAS no puede continuar, pero tampoco podemos volver el pasado. Entonces, hay que escoger una alternativa íntimamente ligada con la transformación.
¿La ruptura con el MAS es definitiva?
Es definitiva, como es definitiva la ruptura del MAS con la conducción de transformación