(Des)nacionalizaciones

Tal parece que la nueva política económica de Evo Morales consiste en estatizar con una mano y desnacionalizar con la otra. No puede explicarse de otra forma el hecho de que, mientras procede a la estatización de la empresa Transportadora de Electricidad (TDE), el mandatario amplía los “costos recuperables” de las petroleras y prodiga elogios al presidente de Repsol.En realidad, ambas cosas están interrelacionadas. Demagogia y realpolitik son las dos caras de la moneda del Estado Plurinacional.La política de realismo negociador con las petroleras es fruto del fracaso no asumido de la “nacionalización” del año 2006, que no aportó al Estado gran cantidad de recursos (la mayor parte del ingreso procede de la nueva ley de hidrocarburos del 2005) pero que sí provocó una reducción de inversiones, afectando sobre todo a la exploración y explotación de combustibles líquidos.Reactivar al sector exige ahora borrar con el codo lo que se escribió con la mano ante las cámaras, en un amplio show mediático.Pero este giro pragmático tiene un alto costo de imagen para el presidente Morales ante sus ex bases sociales. Es el problema de promover y utilizar la demagogia socialista, para luego procurar un mínimo retorno a la racionalidad.Sobre todo, cuando varios de los socios internacionales de Evo están embarcados en plena embestida populista “nacionalizadora”, como en el caso de la presidenta argentina, Cristina Fernández.En ese contexto, la estrategia escogida por los asesores presidenciales es la de impulsar otras nacionalizaciones en sectores menos problemáticos, que salvaguarden la imagen colectivista del gobernante cocalero.De ahí medidas como la de hoy, que en la práctica puede significar una mayor incertidumbre para el sector energético, cuyo déficit aumentó tras la anterior estatización de la generadora de electricidad…[email protected]