El cuento del golpe

EVO-MORALES-WEB El pool de medios del ALBA, entre los que se cuentan la agencia de noticias castrista Prensa Latina, o las chavistas Telesur y Radio Nacional de Venezuela, han activado a nivel continental una campaña para mostrar a Evo Morales acosado por una “intentona golpista” de la derecha.

Esa es su particular interpretación sobre las crecientes protestas sociales que cubren casi todo el territorio nacional de Bolivia.

Por supuesto, a nivel interno los medios de comunicación gubernamentales difunden la misma consigna, con voceros como la senadora del MAS Sandra Soriano, quien afirma que “los desbordes, el vandalismo, los ataques (…) buscan una situación de desestabilización”.



O como el diputado oficialista Roberto Rojas, para quien los manifestantes “quieren ingresar a la plaza Murillo y hacer un golpe de Estado”.

El propio presidente Morales ha alimentado la versión conspirativa, acusando a un dirigente opositor de llamar a “colgarlo como a Villarroel” (declaraciones de las que no existe registro).

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La teoría o el cuento del golpe puede responder a varias causas: 1) incapacidad para leer la realidad social, ante lo cual se elabora una hipótesis fantástica que trata de encajar los hechos en una visión ideológica que no se corresponde con la verdad; 2) desinformación deliberada hacia el exterior del país, buscando preservar algo de la deteriorada imagen del régimen; y 3) la preparación de una “cama” para una ofensiva de represión gubernamental, que podría incluir el Estado de Sitio y la detención de dirigentes sociales.

Lo más probable es que estemos ante una mezcla de los tres factores, con una preocupante predominancia del último.

Exactamente el mismo guión que el utilizado en septiembre de 2008, cuando las protestas regionales por la confiscación del IDH fueron presentadas como un “intento de golpe digitado desde la embajada”, preparando el escenario para la militarización del departamento de Pando.

Claro que, en ese entonces, la coyuntura internacional era más favorable para Evo Morales, quien contó con el ominoso respaldo de Unasur.

Ahora, en cambio, adentrarse en el camino de la represión podría ser el peor error para la administración evista…

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