El fantasma de Huanuni

MALLKU KHOTA Ante la confrontación surgida en torno al proyecto minero de Mallku Khota, donde dos bandos de cooperativistas y comunarios se enfrentaron violentamente, imposible no recordar hechos similares acaecidos en octubre de 2006, en el cerro Posokoni.

En aquel entonces, la velada intención del gobierno de expropiar el rico yacimiento de estaño de Huanuni impulsó a los mineros asalariados a distintas fricciones con los cooperativistas, proceso que desembocó en un trágico combate con más de 20 víctimas fatales.

Tras la crisis terminal de la minería estatal, a mediados de los ´80, los cooperativistas continuaron como pudieron la explotación del estaño, progresando y prosperando lentamente hasta convertirse en una suerte de empresariado popular. Pero entonces vino la subida internacional del precio del estaño, que despertó las ambiciones burocráticas de control sobre el yacimiento.



Cabe recordar que, en horas previas al sangriento enfrentamiento de Huanuni, el presidente en ejercicio Álvaro García Linera (Evo Morales había viajado convenientemente al exterior) fue alertado por dirigentes sindicales de la inminente confrontación, momento en que el mandatario interino habría respondido con sorna: “Si hay muertos, yo pongo los cajones”.

La negligencia gubernamental impidió que se tomaran acciones urgentes para separar a ambos bandos y evitar la tragedia.

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Ojalá que la lección sea tomada en cuenta en Mallku Khota y se implementen las medidas preventivas necesarias…

Salud: ¿tregua con trampa?

Con cautela, los colegios médicos han decidido un cuarto intermedio en sus medidas de presión, tras la emisión de un decreto que oficializa la suspensión de la norma que extiende la jornada de los trabajadores de salud sin la correspondiente compensación salarial.

Nadie se llama a engaño y para todos es evidente que el gobierno reincidirá en algún momento en su propósito de ampliar la jornada médica, para lo cual se impulsa el show de una “cumbre de la salud” que probablemente sea copada por organizaciones paracocaleras.

Y es que las grandes mayorías nacionales ya no creen en la palabra del presidente Morales, como lo indican encuestas recientes.

Es la crisis de credibilidad de la que hemos hablado con insistencia desde esta columna, sin cuya reversión no habrá solución para la creciente espiral de conflictividad.

Si el primer mandatario aspira a pacificar el país -algo de lo que cabe dudar- debe comenzar a mostrar seriedad en el cumplimiento de sus compromisos.

Derogar de forma definitiva el decreto de las 8 horas y anular también de manera absoluta el proyecto de carretera por el TIPNIS sería un buen comienzo. Pero esto, claro, puede ser como pedirle peras al olmo, o a los cocales…

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