IED, entre el amor y el odio

Gonzalo Chávez A.El crecimiento económico de América Latina ha sido significativo a partir de la crisis mundial de 2008. Tres motores han sostenido el vuelo de la economía de la región. 1) El aumento significativo de los ingresos de exportación asociado a los espectaculares precios de las materias primas en el mercado mundial. 2) El incremento del gasto e inversión pública. Todos los gobiernos del continente se volvieron keynesianos; es decir, creen que el Estado tiene un papel fundamental en la reactivación del aparato productivo. 3) El ingreso masivo de inversión extranjera directa (IED). En el caso boliviano, los dos primeros funcionaron muy bien. El motor de la IED estuvo casi parado. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ha presentado un último informe sobre la IED en la región, por lo que vale la pena detenerse en el análisis del rol que jugó el ahorro externo en el crecimiento económico de la región. El año 2011 estos recursos alcanzaron la cifra de 153.000 millones de dólares, lo que representa el 10% de los flujos internacionales. Brasil es el país que mayor inversión extrajera recibió en el periodo señalado, a saber: 66.660 millones de dólares, lo que representa casi la mitad en total recibido de toda América Latina y el Caribe. En el cono sur le sigue Chile (17.299 millones), Colombia (13.234 millones), Perú (7.659 millones) y Argentina (7.243 millones). Cabe resaltar este orden que coloca al vecino del Río de la Plata detrás de la economía peruana y chilena. Según la CEPAL, ha Bolivia habrían ingresado 859 millones de dólares en 2011, esto representa el 0,5% del total de la IED. En América Central se destaca México, país que recibió 19.440 millones de verdes. Parte de este dineral es reinversión de utilidades. El buen momento económico por el que atraviesa América Latina y la crisis de los países desarrollados, en especial Europa, son algunas de las explicaciones del incremento de la marea de la inversión extranjera en la región. Para América del Sur, excluyendo Brasil, buena parte de la IED se dirige a sectores tradicionales como la minería y petróleo, lo que refuerza la reprimarización de la economía latinoamericana. En 2011, el sector recursos naturales recibió 57% del total de la IED. En cuanto a manufacturas y servicios, registraron el 7 y 36%, respectivamente, de los recursos externos. La situación cambia cuando se analiza Brasil; este país sólo recibe el 9% de la IED para recursos naturales, pero 48 y 44% del ahorro internacional va a manufactura y servicios.De acuerdo con la CEPAL, el destino diferenciado de la IED en estas dos regiones en el mismo continente muestra también modelos de desarrollo disímiles. En Brasil y en menor medida en Chile se destacan “las inversiones en sectores con mayor contenido tecnológico en la industria manufacturera, así como en actividades de investigación y desarrollo (I+D). Este tipo de inversiones tienen mayores repercusiones en materia de creación, absorción, difusión de conocimiento y, por tanto, generan efectos dinámicos que contribuyen al cambio estructural” (CEPAL, 2007). En el resto de los países de la región, la IED refuerza el patrón primario exportador de la economía. Piense en el caso boliviano, donde más del 80% de nuestras exportaciones son gas, minerales y soya. Según el informe de la CEPAL, la Unión Europea y Estados Unidos son los principales inversionistas en América Latina. Las compañías transnacionales de los Países Bajos y España tienen el 21% y 14%, respectivamente, de la inversión total. Estados Unidos fue responsable del 18% de la IED en la región. Cabe también resaltar la participación de Japón y China; si bien las inversiones de este último país son pequeñas, en torno a los 15.000 millones de dólares, se muestra como una de las más agresivas. En efecto, se observa un incremento de las compras de activos de empresas Europeas por parte de sus pares japonesas o chinas.Otra tendencia de largo plazo relevante de la IED es el aumento de la participación de las empresa translatinas, las empresa transnacionales brasileñas, colombianas, chilenas, peruanas, entre otras, que invierten sobre todo, aunque no exclusivamente, en la región. En 2011, estas compañías transnacionales latinas invirtieron 22.605 millones de dólares, siendo que Colombia y Argentina fueron las que crecieron. Brasil, el jugador más importante, redujo sus flujos externos. En buena parte de América Latina los gobiernos han encontrado fórmulas pragmáticas para atraer y convivir, de manera efectiva, con la IED y ésta se ha constituido en un motor importante de crecimiento económico y el desarrollo. Entre tanto, en países como Bolivia no se resuelve la relación de amor y odio con las empresas transnacionales. Es así que en una prueba rara de coherencia, en la mañana se nacionaliza una empresa, como la Transportadora de Electricidad, y en la tarde se entregan flores a una transnacional petrolera, ambas del mismo país.Página Siete – La Paz