La volátil situación nacional, caracterizada por la creciente conflictividad social y la correspondiente ingobernabilidad, parece estar calando hondo al interior del bloque oficialista, al punto de generar importantes contradicciones.
Detonada por el escándalo de los ingresos manipulados a la Universidad Policial, una de estas fisuras divide al comandante nacional de policía, general Jorge Santiesteban, y a la ministra de transparencia Nardi Suxo.
Por una parte, el jerarca policial habría sido elegido por el gobierno como la “cabeza de turco” a rodar en el caso, desviando la atención de otros presuntos implicados, como el ministro de trabajo Daniel Santalla.
Al mismo tiempo, Suxo se declara víctima de amenazas y apunta a Santiesteban como el autor de las mismas.
Se da entonces la curiosa pugna entre dos alas de la maquinaria persecutoria gubernamental: aquella que utilizó el pretexto del “terrorismo” para hostigar a sectores de oposición (Santiesteban fue la cabeza del sangriento operativo del Hotel Las Américas) y la que instrumentalizó la supuesta “lucha anticorrupción” para idénticos fines.
Más o menos como si en la Alemania nazi hubieran chocado la Gestapo con las SS.
El asunto permite entrever el grado de descomposición interna en el régimen cocalero, en la actual fase de debacle política y social.
No es difícil prever que en el futuro cercano veremos muchos casos parecidos, a medida que se profundice el proceso de autodestrucción del evismo…