La realidad opositora

Paul Antonio Coca Suárez Arana

PAUL_thumb_thumb Además de varios municipios del país, en los departamentos de Beni y Tarija se llevará adelante la elección de sus gobernadores, en los que la consigna es conseguir la unidad de los diversos frentes políticos y ciudadanos de oposición para generar una sola candidatura de consenso y así encarar las elecciones frente al oficialista MAS-IPSP con posibilidades reales de triunfo. El problema no son los escenarios locales o departamentales, sino el espectro nacional, en donde no existe predisposición de conseguir la unidad de la oposición en Bolivia.

El momento es el más oportuno, puesto que diversos sectores sociales tienen en jaque al Gobierno, existe descontento en un grueso de la población, el discurso indígena pachamamista ya no tiene sustento, y el TIPNIS es la mejor prueba, y el MAS-IPSP muestra fisuras, pero ello de nada sirve si la oposición no aprovecha la oportunidad generada.



Todos los opositores hablan de unidad, pero todos se creen presidenciables, creen poder tener a la masa votacional tras de sí, y quieren estar a la cabeza, caso contrario no se unirán. El problema radica en que mientras más partidos políticos se presenten (que poseen todo el derecho constitucional y democrático de hacerlo), el electorado deberá fraccionar el voto, y no existe una relación entre partidos políticos existentes y la cantidad de personas inscritas en el padrón electoral, además de que el oficialismo posee las facultades para conseguir una victoria en 2014, así sea por una mínima diferencia.

Nos referimos específicamente a que el oficialismo tiene un Plan “B” para las próximas elecciones, y el mismo es dejar que la propia oposición se destruya a sí misma, puesto que una de las reglas de las elecciones presidenciales es que si en la primera vuelta electoral, el partido que acaba en primer lugar tiene una votación mínima de un 40% y el segundo se encuentra a un mínimo de 10% de ventaja respecto del primero, se proclama automáticamente al primero como Presidente y Vicepresidente por cinco años. En este momento, con la poca predisposición de los opositores, el Plan “B” oficialista funciona a la perfección.

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Además de ello, no existe político opositor que pueda tener pisada y presencia en oriente y occidente, en el campo y la ciudad, en la clase alta y en la clase media y baja, por lo que no existe una figura opositora que pueda enfrentar a Evo Morales en igualdad de condiciones, pero tampoco se hace referencia a que se necesita un “caudillo salvador”, sino que se necesita líderes no sólo para el 2014, sino para las elecciones que en mediano y largo plazo vendrán, y no solamente líderes en el ámbito político, sino en todas las áreas.

Tenemos líderes, están en todos los lugares del país, sólo se necesita que salgan a flote, que quieran tomar el destino de este país. Por encima del interés personal o partidario, está el interés nacional. Mientras no podamos entender esto, el país seguirá sumido en la crisis de liderazgo que actualmente nos afecta y de la cual no podemos salir.

La Prensa – La Paz