Nacionalización de TDE: escapando hacia adelante

Fernando MolinaEste 1 de mayo se suponía que la prensa se concentraría en los conflictos que enfrentan al Gobierno de Evo Morales con varios sindicatos, y, también, en los problemas que sufre la industria petrolera en el sexto aniversario de su nacionalización. Adelantándose, Morales estatizó una empresa más, la Transportadora de Electricidad (TDE), que pertenecía a la Red Eléctrica Española. Con eso logró cambiar la agenda mediática, sin duda, aunque ¿por cuánto tiempo y a qué costo?Que las nacionalizaciones del Gobierno boliviano se realicen siempre el mismo día, el día del trabajo, muestra a primera vista su carácter político: son “homenajes” a las clases laboriosas, como si el pueblo fuera un dios al que resulta necesario aplacar. Se le debe entregar, entonces, la transnacional de turno, la que en ese momento se considera responsable de las desgracias nacionales. Y al mismo tiempo, junto con esta ofrenda expiatoria, una promesa: Al evitar el “saqueo” de los recursos naturales del país, el Estado edificará una sociedad por completo diferente.No estamos, por tanto, ante un asunto práctico, susceptible de un cálculo de costos y beneficios (poco importa si se esgrimen argumentos técnicos para justificarlo). Lo que cuenta aquí es el carácter simbólico de las nacionalizaciones; por eso éstas se representan como una “conquista” militar, mandando tropas a ocupar las instalaciones de las empresas extranjeras. Así, de una manera miniaturizada (y patética) Bolivia puede darle gloria a sus armas, históricamente vapuleadas por las potencias extranjeras. El efecto compensatorio de este “juego bélico” no debe subestimarse. No es un elemento menor en el complejo de móviles psicológicos que inducen a Morales a tomar sus decisiones.TDE es la primera empresa española que se nacionaliza en Bolivia. Se suponía que el pasaporte de sus dueños salvó a la compañía el 1 de mayo de 2010, cuando el resto de la industria eléctrica pasó a manos del Estado. Pero las cosas cambiaron desde entonces. Otros factores psicológicos entraron en juego: en primer lugar, el cambio de gobierno español, que dejó de ser socialista, lo que probablemente infundía ciertos escrúpulos a los gobiernos latinoamericanos estatizadores, y de seguro al boliviano; en segundo lugar, la emulación de la acción argentina: si Cristina Kirchner pudo expropiar las acciones en YPF de la gigantesca Repsol, ¿por qué Morales tendría que seguir inhibiéndose ante las empresas hispanas?En esto último probablemente desempeña un papel el cálculo oportunista: meterse con España era oneroso para Bolivia por el gran tamaño de la cooperación de Madrid a la lucha contra la pobreza en nuestro país. Ahora, en cambio, como consecuencia de la crisis económica metropolitana, la posible pérdida de la ayuda española ya no tiene el mismo efecto disuasivo, puesto que se iba a dar de todas maneras.Con esta nacionalización, Morales apela a la receta que le dio resultado hasta ahora: A falta de una cura a los problemas crónicos del país (pobreza, vulnerabilidad social, mala instrucción, dependencia de los recursos extractivos), un tratamiento antidepresivo: una compra hostil y “armada” de acciones, la cual les da a los bolivianos la sensación de que son muy importantes en el mundo, ya que pueden lograr que los antiguos y los nuevos colonialistas pasen ¡una mala semana!; y les da, sobre todo, la ilusión de que, puesto que no pueden esperar la prosperidad, al menos el destino les reserva la revolución.Hablamos de una receta cara, sin embargo. Hasta ahora el país ha tenido que pagar más de un millar y medio de millones a varias firmas de distintas nacionalidades, y ahora mismo enfrenta juicios y arbitrajes por otros cientos de millones con compañías mexicanas, británicas y norteamericanas. Además, seis años después, es una receta que ha perdido gran parte de su efecto. La gente va comprendiendo que no se puede vivir de ilusiones nacionalistas.Con esta expropiación, que lo distancia del único país europeo que se preocupa por el país, y el que más ha cooperado en el último lustro con su propio Gobierno, Morales cambió la agenda mediática y “escapó hacia adelante”, sin duda, pero ¿y qué? Dentro de una quincena o un mes, los líos y las carencias, tozudos como todo lo real, lo alcanzarán de nuevo. Y, por cierto, a los que ya había tendrá que sumar la necesidad de indemnizar a Red Eléctrica Española.Infolatam