¿Para qué nos sirve el indio?

Álvaro Riveros TejadaA raíz de los graves acontecimientos suscitados en la localidad Mallku Khota, ubicada al norte de Potosí, donde comunarios de la región tomaron como rehenes a dos efectivos policiales en rechazo a que la Compañía Minera South American Silver opere en la zona y consecuentemente suspenda sus labores de prospección que viene realizando, con una inversión de 50 millones de dólares, para determinar con precisión el alcance de sus reservas, se ha vuelto a enervar la susceptibilidad de los inversionistas externos y la consecuente desconfianza hacia Bolivia.Dicho proyecto minero, casi desconocido hasta ahora por los bolivianos, tuvo la virtud de determinar a través de sus trabajos exploratorios, que este yacimiento podría ser aún mayor que el de San Cristóbal y acaso, una de las minas de plata y otros metales, más grandes del mundo. Pese a tan buenos augurios, dos grupos discrepan por la rica concesión: uno, de comunarios y cooperativistas de Siglo XX y Catavi que le da al gobierno 15 días para que anule el proyecto y otro, de campesinos y comunarios que abogan por que se permita la exploración. Esta discrepancia ha llegado al enfrentamiento con un lamentable saldo de decenas de heridos y 12 desaparecidos, algo que hace imposible no recordar hechos similares acaecidos en el cerro Posokoni, en Huanuni, que desembocaron en un trágico combate con más de 20 muertos.Con esta triste experiencia, una vez más se ha puesto en evidencia ese sabio adagio popular que reza: “no hay inventor que no caiga en su propio invento”. Y la consulta previa a los pueblos originarios, impuesta por este gobierno en la última Constitución Política para emprender cualquier proyecto, ha demostrado fehacientemente el alcance negativo de dicha sentencia, pues para producir se necesita obtener la autorización de aquellos que no producen nada, lo cual colide, inevitablemente, con todo intento de inversión futura.Al margen de las riquísimas reservas de plata en el mega-yacimiento en disputa, la empresa canadiense ha establecido la existencia de oro, galio e indio. Este último es un metal poco abundante en la naturaleza, maleable, fácilmente fundible y químicamente similar al aluminio y al galio. Entre sus aplicaciones está la de formar finas y delgadas películas lubricantes que se utilizan en el recubrimiento de motores de alto rendimiento de aviones. Desde la década de los 80, el óxido de indio y estaño está siendo empleado en la fabricación de electrodos transparentes, como los utilizados en las pantallas táctiles de cristal líquido para computadoras y teléfonos móviles.Esta maravillosa gama de metales nuevos, como el galio y el indio, que la naturaleza generosamente nos vuelve a proporcionar a los bolivianos para no depender únicamente de recursos como el gas, requiere para su explotación e industrialización de la seguridad jurídica apropiada, que garantice un buen clima de inversiones. De lo contrario, ¿para qué nos serviría el indio?