“Políticas públicas prudentes y sensatas”

Marcelo Ostria TrigoCon frecuencia aparecen pronósticos apocalípticos sobre el futuro de los países en los que rige la libertad económica. Se insiste así en que el capitalismo es un modelo perverso que conduce al desastre y que, por ello, hay que destruirlo. Es la prédica del populismo.En 2006, el ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, afirmaba que el populismo «es una forma insidiosa del ejercicio del poder que se define por prescindir de la mediación de las instituciones, del Congreso y de los partidos, y basarse en la relación directa del gobernante con las masas, cimentada en el intercambio de dádivas»(«El populismo amenaza con regresar a América Latina». Clarín. 18.06.2006). El ex presidente afirma también que hay una izquierda que no insiste en «el control colectivo de los medios de producción y que reconoce el dinamismo de las fuerzas del mercado», manteniendo «el ideal de una sociedad más igualitaria y de la ampliación de los canales de participación de la sociedad civil». El populismo ya ha regresado, esta vez con actitudes más radicales, mientas otros socialistas más equilibrados -como menciona el ex presidente Cardoso-, sin abandonar sus raíces, siguen «políticas prudentes y sensatas». El Informe sobre la Libertad Económica en el Mundo del Instituto Fraser de Canadá –citado en “La función central de la libertad económica en una democracia” por Ian Vásquez– afirma que “es perceptible la relación entre la libertad económica y la prosperidad”. Los hechos así lo demuestran.Este es el camino elegido por la República Popular China, que otrora fuera ejemplo de la ortodoxia marxista. Su exitosa apertura económica, para los radicales, resulta inadmisible. El buen resultado de esa apertura económica, está a la vista: un acelerado ritmo de desarrollo ha situado a la economía del gigante asiático como la segunda más grande del mundo, luego de la estadounidense. La clave de si impresionante avance -aunque no haya alcanzado aún el nivel de bienestar de algunas sociedades con economías más pequeñas- se atribuye a un viraje hacia una suerte de capitalismo adaptado a sus circunstancias y características. “A este acercamiento al capitalismo –se afirma en “Planeta Sedna”– se suma la devolución de Hong Kong a China, en 1997. Este hecho llevó a que China utilizara la frase ‘un país, dos sistemas’”. Los objetivos: “…mejorar el funcionamiento económico y la competitividad, introducir el sector privado y reformar el sector público, incentivar la apertura al capital extranjero, dar mayores responsabilidades a las provincias (descentralización), y corregir los desequilibrios entre las ciudades y el campo en cuanto a producción y salarios”.China marcha ahora sin complejos y sin temores de que se la acuse de haber adoptado políticas ‘neoliberales’, mientras el neopopulismo latinoamericano se afana en fracasados modelos estatistas que irremediablemente terminan aislados.A mediados del siglo pasado, el constitucionalista Ciro Félix Trigo afirmaba, con razón, que un país aislado, en la teoría o en la realidad, es un absurdo. En efecto, en un mundo cada vez más interdependiente e integrado, no perduran las incoherencias populistas que llaman a aislarse del mundo de la libertad. La humanidad ha logrado, luego de una larga travesía, consolidar una sociedad internacional planetaria, en la que deben predominar, como afirma el ex presidente Cardoso, “políticas prudentes y sensatas”.El Deber – Santa Cruz