Post-neoliberalismo en Bolivia

Carlos Toranzo RocaLa campaña política del MAS, desde los años 2000 en adelante, hasta ganar las últimas elecciones de diciembre de 2005, en términos económicos, se fundó en la crítica al modelo neoliberal y los postulados del consenso de Washington, pues se planteaban que el modelo neoliberal generó pobreza, inequidad y que privatizó los recursos naturales y abrió espacios para las oligarquías económicas.En términos de intereses, el MAS y sus partidos afines, junto a sindicatos, movimientos sociales, deseaban que el excedente económico generado en el país sea controlado por el estado y redistribuido a favor de los sectores populares. En términos del acceso a la tierra, muchos movimientos sociales ligados al MAS, en especial campesinos e indígenas deseaban que haya una nueva reforma agraria que redistribuya la tierra a favor de ellos.La llegada al Gobierno, desde la perspectiva de ese partido, implicaba dejar atrás todo lo que significó el Consenso de Washington, la introducción del ajuste estructural y del modelo neoliberal.La construcción de políticas públicas del MAS, desde que arribó al poder, se dirigió a negar todo lo que implique neoliberalismo en Bolivia, pero no necesariamente a destruir la propiedad privada, pues buena parte de sus bases, son los sectores mestizos adinerados, las burguesías cholas o los empresarios populares emergentes, o los pequeños propietarios, incluidos los cocaleros que aman la propiedad privada, que no buscan vivir bien, sino vivir mejor.Los sindicatos y movimientos sociales, bases del MAS, poseen una visión anti neoliberal –respecto de la acción del Estado-, lo que demandan es el desmontaje total del neoliberalismo y de las políticas ligadas a la lógica del mercado. Pero, contradictoriamente, ellos desean construir sus futuros personales, en base al desarrollo de la propiedad privada y del desarrollo del capitalismo, ante todo comercial. Quieren un estado que los proteja, pero que no perjudique su desarrollo comercial, es decir que ansían un Estado neoliberal, que no meta ni trabe las actividades comerciales que desarrollan, por ejemplo, ese es el pensamiento de los cocaleros, comerciantes y contrabandistas.Las ONG, o muchas de ellas, que han fungido y funcionan todavía como think tanks del MAS a lo que apuntaban y todavía apuntan es también al desmontaje del neoliberalismo y de las políticas del ajuste estructural, pero sus funcionarios son amantes de la propiedad privada, y no pocos de ellos se han lanzado a la actividad privada empresarial.El MAS como movimiento político, los sindicatos, los movimientos sociales y las más de las ONG lo que pretenden es destruir totalmente al modelo neoliberal y, poseen un discurso de ataque a la economía de mercado. Pero, en realidad no quieren el neoliberalismo de otros, sino lo que buscan es un neoliberalismo de ellos, un neoliberalismo propio. Eso es lo que se siente en las demandas de cocaleros, gremiales, comerciantes, contrabandistas, chuteros u otros sectores sociales emergentes.El Plan Nacional de Desarrollo PND, fue el principal elemento discursivo sobre la orientación económica del gobierno, poseía un acento fuertemente anti neoliberal y pro comunitarista, pues enfatizaba a la comunidad como unidad institucional en la que se debe basar el desarrollo económico. Pero, ese PND es decorativo, no es algo que haya funcionado o guiado las políticas públicas. No en vano los hidrocarburos tienen una fuerte presencia de inversión extranjera, y en la minería sucede otro tanto. Lo que se construye en Bolivia es una economía mixta con fuerte presencia del Estado empresario, pero junto a un amplio neoliberalismo popular.De tanto en tanto el MAS habla del socialismo del siglo XXI, a la usanza venezolana; igual sucede con algunos movimientos sociales y ONG, pero esto es discursivo y no un política económica ya cristalizadaEs muy difícil hablar en Bolivia de la existencia de un modelo económico post neoliberal. No hay un nuevo paradigma frente a la economía de mercado. Pero, lo que sí existe, como en muchos lugares de Europa, Estados Unidos y de América Latina, es una presencia más intensa del Estado en la economía. El Estado ha retornado, pero de la mano de miles de miles de sujetos populares de alma y actividades profundamente neoliberales.