Luego de que el gobierno de Evo Morales usara y abusara de la tesis del “golpe de Estado” para explicar el motín policial, la principal central indígena del occidente boliviano, el Conamaq, acaba de advertir que lo que estaría en marcha sería, en realidad, un autogolpe gubernamental.
De acuerdo a un comunicado difundido por Simón Huancarani, del Consejo Nacional de Markas y Allyus del Qullasuyu, el ministro Quintana y otras figuras del régimen estarían preparando el escenario para un autogolpe, mediante la descalificación de las movilizaciones indígenas a favor del TIPNIS.
Según Huancarani, esta sistemática descalificación sentaría las bases para la represión, bajo la excusa de que los contestatarios serían parte de una “conjura”.
En realidad, no se trata de otra cosa que la fórmula aplicada en el 2008 contra el movimiento autonomista del oriente.
En la misma línea, el vicepresidente García Linera habla de “fuerzas oscuras” que buscan manipular a la policía.
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Lo cierto es que mañana martes, la IX Marcha Indígena llegará a la sede de gobierno y el estado de cosas en la policía boliviana será crucial. En octubre del año pasado, la afluencia de defensores del TIPNIS y la masiva recepción de la ciudadanía paceña obligó al régimen cocalero a conceder la ley de intangibilidad de esa área protegida.
¿Hasta qué punto tendrá que ceder la administración evista ante esta nueva marcha, sin las tropas de seguridad en resguardo del régimen?