Guillermo Capobianco RiberaEl Ingeniero Guido Riveros Franck salió de su domicilio rumbo a su trabajo la mañana del lunes 28 sin saber que la muerte lo sorprendería ese medio día en la calle bajo la forma de un paro cardiaco fulminante.Tenía una agenda apretada y un sin número de compromisos que cumplir; tal vez por eso no acudió al médico sino hasta el medio día, cuando era ya demasiado tarde.Fue una mala jugada del destino. Nadie pudo imaginar que este militante de la democracia boliviana, que para defenderla creó una fundación como instrumento de lucha y de construcción, pudiera partir prematuramente como lo hizo, dejando un enorme vació muy difícil de llenar.Durante los últimos años, Guido hizo del rescate de la democracia, de su fortalecimiento y de su proyección, la verdadera razón de su vida.Logró el apoyo financiero externo y se lanzó a la conquista de los actores y factores de poder en el país, tocando la puerta a todos quienes pudiesen aportar con lo que tenían; a todos quienes tuviesen ideas y añoraran una Bolivia plural.Años y más años de trabajo investigativo, de publicaciones, de seminarios y talleres, mesas de debate, intensos espacios de diálogo y concertación. La Fundación daba voz a todas las expresiones sin importar su sello ideológico. Todo un proceso de esclarecimiento y concientización, de encuentros y acuerdos…La Fundación de Guido fue ganando terreno y espacio en el mundo de las ideas y las propuestas democráticas para el país; así se transformó en una referencia ineludible, en la principal y quizás la única plataforma de encuentro de todas las líneas políticas. Eso explica en parte el por qué se produjo el hecho insólito de ver en el velorio de sus restos a actores de tan diversas posiciones del espectro político boliviano.La noche del velorio, en las instalaciones de la Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria, se hizo homenaje a su nombre. Estaba casi toda la expresión y representación de la llamada clase política del país sin exclusión alguna, en un intenso diálogo cuyo tema central era desde luego la democracia boliviana.La noche del 28 de mayo, todos los espacios físicos de la Fundación estaban copados por personalidades que volvían a reencontrarse después de algunos años; líderes movimientistas, miristas, comunistas, masistas, adenistas, líderes “sin miedo”, indigenistas, feministas, líderes de unidad nacional, intelectuales, artistas, periodistas, veteranos ex parlamentarios, verdes autonomistas y muchos más que la memoria no pudo retener. Muy pocos de los asistentes advirtieron a esa hora, la llegada de un ramo de flores cuya tarjeta traía la firma del Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, don Juan Evo Morales Ayma.Es una pena, dijo en voz baja uno de los asistentes, que Guido Riveros no hubiese podido ver cuanta gente lo quería, cuanta gente lo respetaba y lo admiraba.La cerrada ovación de un centenar de amigos y un “gracias Guido, hasta pronto” puso punto final a las exequias y dijo adiós a este insigne ciudadano, que deja como legado el amor sin medidas a su país, a su bandera y a su pueblo batallador.Paz en su tumba y que su legado perdure.