La popularidad del presidente Evo Morales acaba de registrar un nuevo descenso, tras la intensa ola de conflictividad social que recorrió el país en los últimos tiempos. De un 39% de aprobación en el mes de marzo, la misma cayó al 33% en mayo, de acuerdo a recientes sondeos.
De esta manera, el mandatario reelegido con casi dos tercios (64%) reduce su respaldo a un tercio de la población. Cierto es que los virtuales dos tercios de diciembre de 2009 se lograron gracias a la acumulación de irregularidades, desde el uso y abuso del aparato estatal en la campaña presidencial hasta la persistencia del mal llamado “voto comunitario”.
De todas formas, las encuestas denotan una fuerte reducción del capital político del gobernante cocalero.
Otro dato del sondeo indica que el 49% de los encuestados desearía la conformación de un frente opositor unido. De hecho, frente al 33% oficialista, la oposición (sumadas sus diversas y dispersas fracciones) suma un 44%.
Samuel Doria Medina y Juan del Granado aparecen como los mejor posicionados actualmente, frente a los porcentajes exiguos alcanzados por Rubén Costas y Carlos Mesa, que sólo tendrían fortalezas regionales.
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La demanda ciudadana de unidad opositora enfrenta dos desafíos: 1) la necesidad problemática de construir mecanismos equitativos y transparentes para unas elecciones primarias, de donde pueda salir una candidatura de consenso; y 2) el imperativo de elaborar/diseñar una plataforma ideológica y programática que dibuje una alternativa de gobierno y una nueva visión país.
El evismo se ha agotado políticamente, pero tendrá una sobrevida mientras no aparezca con nitidez otro rumbo para los bolivianos…