Fenómeno Evo: cómo funciona su aparato político en la comunidad boliviana en Argentina


“Acá en Mendoza nos han indicado que sigamos a Cristina, porque las gestiones de los dos países son similares”, dice un representante de la comunidad boliviana.

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Viernes 29 de junio de 2012. El presidente Evo Morales, fuera de protocolo de la Cumbre del Mercosur y de Unasur, se reunió con compatriotas en el Gimnasio Polimeni de la localidad de Las Heras y junto a la embajadora Leonor Arauco.(Fotos: CAMBIO y ABI)



Mendoza, 30 de junio (Danila Bragagnini, Mendoza on line).- La visita del presidente Evo Morales provocó la movilización de la comunidad boliviana en Mendoza y cientos de los 40 mil bolivianos que viven en la provincia se acercaron al Estadio Vicente Polimeni para recibir al mandatario.

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Evo Morales, de 52 años, asumió la conducción de país en 2005 y se convirtió en una figura de culto de la población  por ser el primer presidente indígena de la historia de Bolivia y porque, a raíz de sus orígenes, se erigió como el representante de los intereses populares, en un país en donde más de la mitad de la población es indígena. “Evo se parece al pueblo, es una consecuencia directa de él”, expresó Atilio Yáñez, delegado del partido político MAS (Movimiento al Socialismo), del cual Morales fue uno de los fundadores.

La llegada de Evo Morales a la presidencia coincidió con la coyuntura política de la región que daba lugar a los partidos de izquierda en el poder, siendo él uno de los grandes referentes del movimiento popular en Latinoamérica. Además, su ascenso fue impulsado por masivas manifestaciones de productores cocaleros que pugnaban por una protección del sector, una lucha que el dirigente defendió desde sus comienzos sindicales.

La lucha cocalera

El presidente boliviano comenzó su carrera política como Secretario General de su sindicato en 1985, justo cuando el Gobierno del país impulsó una ley para destruir las cosechas excedentes de coca y reemplazarlas por otros cultivos. “La defensa de la coca es uno de los puntos fuertes de la política de Evo, que nosotros desde Mendoza acompañamos”, indica Yánez.

Durante los noventa y en pleno embate neoliberal, los gobiernos de turno se comprometieron con las directivas norteamericanas para colaborar con la erradicación de los cultivos de coca y terminar con los problemas de tráfico de cocaína. “La coca es un elemento ancestral de la cultura indígena, no sólo la base de la producción de muchas comunidades. Nosotros aplaudimos la lucha de Evo para conservar nuestras raíces y no dejarnos avasallar por los intereses de los grupos económicos y políticos de poder”, expresó el delegado de Mendoza.

La relación con la Iglesia Católica

Morales se ha profesado católico, sin embargo, a lo largo de su gestión ha dejado entrever una contradicción entre su culto religioso y la línea de su Gobierno: en varias ocasiones reprobó la postura de la Iglesia en referencia a sus planes políticos, y la acusó de ser la defensora de los intereses económicos y el imperialismo. En Mendoza, confirmó su decepción con la institución, que bendijo el motín policial la semana pasada.

Pero la comunidad boliviana católica en la provincia responde a las directivas del mandatario. Varios representantes bolivianos de la Iglesia en Mendoza aseguraron que nunca vivieron un conflicto con el gobierno de Morales y no están al tanto de las declaraciones del presidente en contra de la institución religiosa.

El pueblo representado en el poder

Sus defensores vaticinaron que la gestión de Morales convertiría a Bolivia en un país con una fuerte producción agrícola indígena, con políticas externas coherentes y reforzadas, con recursos naturales nacionales y eficientemente fiscalizados. En 2006 comenzó la etapa de nacionalizaciones en el país: vertientes de agua, empresas generadoras de electricidad, minas, metalúrgicas, la telefónica, se recuperó la mayoría accionaria de empresas petroleras, entre otros recursos que estaban en manos de capitales europeos, principalmente.

El fenómeno Evo despierta, en Mendoza, una acérrima defensa de su gestión, porque aseguran que tener a un indígena en el poder envía una clara señal de autonomía popular y marcó las tendencias gubernamentales de los países de la región. “Acá en Mendoza nos han indicado que sigamos a Cristina, porque las gestiones de los dos países son similares. En su momento, cuando Evo rompió relaciones con Estados Unidos y éste le negó importaciones alimenticias, Néstor Kirchner le prometió a Bolivia que le exportaría lo necesario”, indicó Yáñez.

La multitud boliviana que se concentraba en la puerta del Polimeni esperaba con ansias poder escuchar a su presidente. Aseguraron que la oposición a Morales en Mendoza es casi nula y que cada vez que viajan a Bolivia pueden ver los avances que se materializan en caminos, educación, infraestructura y sobre todo, en dignidad. “Ahora sentimos que podemos levantar la cabeza”, asegura Juana, quién confiesa que, a pesar de los avances en su país de origen, en la provincia la discriminación se siente constantemente.

La oposición al régimen, por su parte, denuncia que la gestión de Evo Morales tiene una fachada populista e intereses neoliberales detrás. Pero para Yáñez, los conflictos con la policía en Bolivia están comandados por intereses concentrados, y es una protesta aislada, porque el gobierno goza de un apoyo social. Explica que la historia sociopolítica en la región es cíclica: “La derecha nos deja que nos organicemos de vez en cuando y cuando puede, ataca de nuevo. Esto es lo que parece suceder en este momento, sobre todo en relación a la situación en Paraguay. Pero el pueblo de hoy es diferente”, finalizó.

Oxígeno