Karen ArauzDesde que el integrante (me niego a denominarlo Magistrado) del Tribunal Constitucional sentenció que «no cualquier gil lee la coca» me ha estado rondando la idea de que los giles deberíamos unirnos y como los indignados en otras partes, en un hecho sin precedentes, realicemos una gran marcha.Que inoportuno que Adriana Gil esté de luna de miel. Era la llamada a encabezar esta gran movilización aunque confiemos que de todos modos podremos contar con su concurso. Solicitamos la venia de esa extendida y conocida familia cruceña de apellido Gil, así como del gran pintor Gil Imaná por lo discriminatorio de la declaración. Acudiendo al diccionario, «gil» es un término usado comúnmente en Argentina y Uruguay -y a partir de ahora plurinacional boliviano- en el sentido de «simple» o «incauto».Por lo tanto, los que no podemos leer la coca porque nunca nos cayó un rayo y nos confesamos profanos en todo lo concerniente a la coca en sus diversos usos privativos a elegidos, quedamos en que somos «simples incautos», epíteto que debemos nomás admitir. Ahora, si usted tiene un tema presentado ante el Tribunal Constitucional, háganos llegar sus datos a fin de ser inmediatamente considerado en la terna de máximos dirigentes. Por sólo formular la idea, nos han contactado personas de otras culturas que por ejemplo leen en las borras de café, como turcos, árabes e incluso gitanos, porque desean que se realice un seminario pues ellos en miles de años, no han usado su ancestral conocimiento para definir fallos judiciales. Bolivia, siempre a la vanguardia y espectaculares ideas innovadoras, es por supuesto la llamada a organizar el magno evento que se podría denominar «Cocamancia y cafemancia: administrando la justicia como se debe». Hay que buscar otra locación que no sea Tiquipaya, ya que parecidos eventos previos realizados en esa bella región no han sido muy exitosos para nuestro país.Pero volvamos a la gran marcha de «giles aunque unidos, pueden nomás ser vencidos». Desde Puerto Suárez llega la demanda que la marcha se inicie en esa región. Su argumento: quiénes más giles que ellos al haber creído que el Mutún los volvería en el gran polo de desarrollo de la mano de la Jindal y bajo la total cooperación del gobierno nacional. Santa Cruz, región pionera de la autonomía pero donde no se puede ni decidir cuándo decretar vacaciones en las guarderías infantiles, se uniría por geografía a la corriente porteña. Tienen sus argumentos sin duda. Potosí quiere salir desde Uyuni. Tarija desde Margarita y así, en todos lados los giles se suman. Y la Novena Marcha, que es la quintaesencia de lo giles que podemos ser, pues la Octava nos convenció a todos que la Ley Corta era definitiva y de riguroso cumplimiento… y duró apenas un instante. A Ametex le podríamos encargar la confección de poleras y banderas identificativas. Qué giles creer que el gobierno tenía mercados abiertos que dejaba a la ATPDA como un mercadito de pulgas. Desde ya Venezuela se uniformaría entera con deportivos marca Batt y Cuba importaría millones en chompas de alpaca todo exportado en alas de Aerosur. Mercados abiertos hay, pero nada que nosotros los giles podamos acceder. Es para un producto reservado a los escogidos.Doria Medina es otro que se debe sentir gil entre giles. Juraba que de acuerdo a la Constitución, el Estado le devolvería la plata por lo que le quitaron en Fancesa. No quiero ni imaginar, como se sentirán los Sin Miedo, que después de haber puesto su cabeza confiada, militante y con gran regocijo en el batán masista, los trituraron de mala manera. Giles también los de las Papeleras que se asustaron ante la apertura de Papelbol, que por millonaria inversión, sería la estrella estatal que los sacaría del mercado. Claro que ahora es el monumento representativo de la corrupción. Son tantos los ejemplos que en inmenso raudal, no sería extraño que llegue a convertirse en la marcha más caudalosa del mundo. Somos tan giles que la canción «miénteme que me gusta» podría ser nuestro himno. Estos últimos seis años, hemos observado bobaliconamente, como con una gran habilidad goebbleniana -sobre todo en eso de el enemigo único- cómo han transformado nuestro país. Las manifestaciones racistas que se observan hoy en día, son inéditas. Y sobre discriminación, somos más extraterrestres que ciudadanos de nuestro propio país. El que en la boleta censal se excluya irracionalmente la opción de identificación como «mestizo» es la prueba más palpable de cuán giles somos. Uno de los sinónimos de incauto es papanatas. Y miren si no lo seremos que luego de que los votos nulos le quitara absolutamente la legitimidad a las inéditas elecciones judiciales, nunca dijimos nada sobre la atrocidad que sea SE quien les tome el juramento, como si de una corte imperial se tratara. Por respeto y no sin cierta piedad, no voy a mencionar a los profesionales y cientos de estudiantes de leyes que se queman las pestañas estudiando el código romano fuente primigenia del ordenamiento jurídico y otras sandeces. No sean giles. Contraten como catedráticos al Curaca y a Doña Ágata, quienes mientras dure este gobierno, les garantizan que sus esfuerzos serán recompensados.