¿Narco-bonos?

La polémica está abierta. Según el oficialismo, la nueva ola de endeudamiento interno, vía “Bonos Tesoro Directo”, está destinada a financiar obras de infraestructura y proyectos productivos. Mientras tanto, desde la oposición se alerta con diversos matices sobre la posible procedencia de parte de los fondos a ser recaudados, que podrían estar vinculados a la creciente narco-economía.Para el diputado Jaime Navarro, se trata de “una puerta abierta para el lavado de dinero”, mientras que su colega Andrés Ortega señala que la emisión de bonos es una forma de retirar el exceso de circulante de la economía, muchas veces proveniente del sector informal y de actividades ilícitas entre las que, evidentemente, se encuentra el narcotráfico.Como se recordará, tiempo atrás el propio vicepresidente Álvaro García Linera reconoció que el narcotráfico inyecta a la economía boliviana entre 700 y 800 millones de dólares anuales, cifra que habrá que actualizar en más de 1.000 millones.Cabe preguntar, entonces, si ese dinero -que no significa una mayor oferta de bienes y servicios- no está recalentando la economía, empujando la presión inflacionaria.La otra interrogante a plantear está relacionada con la salud de las cuentas fiscales. Desde hace un buen tiempo se sabe de la existencia de un creciente déficit, a raíz de la descontrolada expansión del gasto público durante el régimen evista, que duplicó el número de ministerios y que multiplica compras e inversiones superfluas de neto corte propagandístico, como aviones presidenciales, satélites y nuevos palacios de gobierno.¿Las arcas del Tesoro se han vuelto adictas a la deuda interna como mecanismo para cerrar la brecha fiscal?A esto debe acotarse que la deuda pública, sumando endeudamiento interno y externo, ronda los 12.000 millones de dólares, lo que sobrepasa las Reservas Internacionales.No es ocioso, por lo tanto, el debate sobre los bonos y su destino, necesario para la transparencia de las operaciones financieras estatales…[email protected]