OEA: el chavismo contra la prensa

Si la jornada inaugural de la Asamblea General de la OEA en Tiquipaya se caracterizó por los ataques combinados del presidente Evo Morales y los cancilleres de Venezuela y Ecuador contra el sistema interamericano de derechos humanos, como detallamos ayer, el día de hoy la ofensiva del ALBA se concentró en descalificar a la prensa.El mensajero a cargo de exponer la segunda fase del guión comunicacional del ALBA fue el presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien primero repitió las falacias denigratorias contra la Comisión y la Corte Interamericana de DDHH, para luego dar paso a su incendiaria retórica contra el periodismo del continente.Según Correa, la CIDH está “dominada” por “países hegemónicos” y sometida a la “influencia desproporcionada e ilegítima” de organizaciones no gubernamentales “de derecha”. ¿Se refiere el mandatario a Amnistía Internacional, Human Rights Watch o Reporteros Sin Fronteras? Si ese es el caso, habrá que recordarle que el establishment mundial de los derechos humanos aparece más bien inclinado hacia el centro-izquierda. Pero la cartografía política del “socialismo del siglo XXI” es lo suficientemente estrafalaria para mezclar en una misma fórmula el neofascismo de Ceresole con el castrismo, así que demandarle una ubicación racional en el tablero ideológico sería como pedirle peras al olmo.El ataque global contra la CIDH fue el preludio para que el furibundo discurso de Correa aterrizara en la agresión contra un ala institucional de ese organismo, la Relatoría de Libertad de Expresión, diciendo que “defiende los negocios de los medios que apoyaron a dictaduras”. Sucede, por supuesto, que la Relatoría condenó recientemente y en duros términos la persecución del régimen correísta contra la prensa ecuatoriana, y que es muy probable que deba volver a hacerlo en un futuro cercano.“La prensa miente y manipula amparándose en la libertad de expresión”, dijo el gobernante, en una frase que pinta de pies a cabeza su mentalidad antidemocrática.Todo apunta a que el ALBA está entrando en una fase de debacle que a mediano plazo resultará terminal, tanto por el agotamiento de su capacidad de simulación (el bloque ya no engaña a nadie) como por la probable desaparición física de su líder.El chavismo tardío libra en la OEA una batalla contra los organismos de derechos humanos y contra la prensa, es decir, contra quienes pueden mostrarle al mundo los atropellos cometidos por un club de regímenes autoritarios…[email protected]